(Y las ilustraciones que acompañan el texto son increíbles)La primera edición de esta monumental obra, que el propio Goethe consideraba como su mejor producción, es conocida por ser un riguroso y feroz ataque contra la teoría newtoniana de la luz, que afirma que la luz blanca es compuesta.
Según Newton, el color no era un proceso fisiológico basado únicamente en la percepción sensorial del sujeto, sino también una medida constante en lo que respecta a la luz blanca, lo cual supone que el color de un objeto físico “existe” incluso fuera de ese propio objeto. A medida que la luz blanca pasa a través de un prisma, todo el espectro de colores se produce, cada color con su propia medida constante. Aquello que hace que digamos que un objeto es de un color o de otro es su propensión para reflejar una parte del espectro más que otro.
Un siglo más tarde, Goethe argumentó que el color no es exclusivamente un fenómeno físico, existente sólo como una propiedad medible dentro de la luz. No es una especie de segmento dentro de la luz, sino un producto de la mezcla armoniosa de luz y de oscuridad. “El color es en sí un grado de oscuridad”, diría Goethe, entendiendo que todo el color es además penumbra. En ese sentido, el espectro de color no es sólo producto de procesos de refracción, sino además de la convergencia de luz y oscuridad.
En sus aspectos fisiológicos, la teoría del color de Goethe sigue siendo un trabajo que marcó una época, en tanto la ciencia de la óptica –como fisiología- encontró en Goethe uno de sus principales promotores, y sus seguidores se convirtieron, por largo tiempo, en la escuela dominante en esta ciencia
El primer volumen de la obra de Goethe incluye una discusión sobre la fisiología, la química y la física del color, y un estudio detallado de la teoría óptica de Newton, bajo el título de Enthüllung der Theorie Newtons.
El segundo volumen corresponde a un estudio histórico-historiográfico del color, a través de una serie de comentarios prácticamente enciclopédicos sobre las obras de teóricos y artistas célebres, desde la antigüedad grecorromana clásica hasta llegar al siglo XVIII.
El texto fue publicado por vez primera en 1808, y fue reeditado dos años después, en 1810.
Pero sólo ahora, gracias a un minucioso trabajo de digitalización llevado a cabo por especialistas de la Biblioteca Médica Hagerstromer de Estocolmo –según explica este post de OpenCulture– podemos tener acceso a varias de las increíbles ilustraciones que el propio Goethe habría incluido en su obra.
Para acceder al website de la Biblioteca Hagerstromer, puede hacer clic aquí.