La muerte de tres bomberos voluntarios conmueve a la sociedad peruana Se despojaron de sus cascos, para pintar las calles de rojo, en el mes morado dedicado al Señor de los Milagros. El repiquetear de las sirenas anunciaba el hallazgo de sus cuerpos. Cuando todos esperaban el milagro de rescatarlos vivos, otra cosa sucedió: ¡Ofrendaron sus vidas!
Mientras el fuego consumía las estructuras de un almacén de zapatos en uno de los distritos más populosos de Lima (Perú), “El Agustino”, las llamas pugnaban por dejar sin vida a algún ser humano, tres valientes bomberos peruanos la perdieron.
El milagro de dar la vida por el otro, es el trabajo voluntario que a diario realizan los bomberos. El subteniente Alonso Salas Chanduví siempre lo tuvo muy claro. Salvar vidas era su misión. Cuando se trataba de rescatar a alguien, los horarios no importaban. Para eso fue entrenado.
La misión de un bombero
Acompañados de dos autobombas, una unidad de rescate, una ambulancia y una cisterna, los tres valerosos bomberos llegaron al siniestro, para extender su mano al que lo necesitara. La humareda de 80 a 100 metros de todos los colores, impedía realizar su labor.
“Nos percatamos que las personas se lanzaban del segundo nivel de la fábrica que ardía en llamas”, señalaron los hombres de corazón solidario, que sobrevivieron a este siniestro considerado de nivel tres.
Se presumía que había dos personas atrapadas. Se debía cumplir el protocolo, el escuadrón de rescatistas especiales, debía ingresar; sólo a buscar personas con vida, no a sofocar el incendio.
Corazón solidario
“Recuerdo claramente que él salvo mi vida, rompió una reja para auxiliarme. Se trataba del más joven de esta brigada especializada”, expresó un hombre.
Con más de cinco años de experiencia en enfrentar siniestros de alto nivel Alonso Chanduví, de 27 años, fue consumido por las llamas del fuego, en medio de la búsqueda de más vidas que rescatar.
“Aprendemos y crecemos cuando ayudamos”. El hombre de rojo de 27 años lleva consigo la experiencia de vivir la solidaridad. “La gente jamás olvidará lo que les hiciste sentir”, escribió su madre en una carta, cuando el emprendedor joven estudiante de administración, soñaba con ser bombero a los 16 años.
En estas líneas su progenitora compartía su felicidad al saber que su hijo había descubierto su vocación, a tan temprana edad. “Es un privilegio que te da la vida que sepas lo que te hace feliz, y para lo que eres bueno”, valoró su madre.
Héroes por siempre
“Hermanos de fuego. Entramos dos, salimos dos”, era el lema que siempre tenía presente el también fallecido teniente Raúl Lee Sánchez Torres, recuerda una de sus compañeras de la Compañía Italiana de Bomberos Voluntarios Roma Nº2 fundada en el Perú en 1866.
El seccionario Eduardo Jiménez Soriano, el tercero de los bomberos fallecidos, estaba a punto de convertirse en papá. Era el encargado de manejar las máquinas. Cuando terminaba su servicio de piloto rentado permanecía cumpliendo su labor en la compañía, recuerda el comandante de Bomberos Eduardo Vidal.
Los cuerpos de estos combatientes civiles fueron hallados luego de más de 10 horas de haber desaparecido. Desde 1931 el país no perdía a sus bomberos en el ejercicio de su labor.
Alrededor de 30 unidades de bomberos sofocaron el incendio.
https://youtu.be/gLpsw4O9eEE
Estado peruano en alerta
En los próximos días se iniciarán las investigaciones para determinarán las causas de este siniestro. Los “ángeles de rojo” fueron condecorados con las medallas de la ciudad por el burgomaestre limeño. Sin embargo, sus deudos aún no encuentran consuelo.
La sociedad peruana sufre la pérdida de estos valerosos varones de rojo. “Son los caballeros peruanos”, sostuvo el Presidente de la República, quien participó de las exequias y la celebración eucarística que se realizó en la catedral de la ciudad jardín.
El mandatario dispuso la promulgación de una nueva ley para promover una pensión vitalicia teniendo en cuenta que los bomberos en el Perú, sólo cuentan con un seguro de vida que reciben sus familiares tras su muerte.