Del siglo XIII al XIX, esta era la guía de salud más conocida de EuropaLas dietas contemporáneas, cuando no se contradicen abiertamente unas a otras, parecen ser fotocopias: el mínimo posible de carbohidratos, muchos vegetales, proteínas sanas, comer pequeñas porciones muchas veces al día y cantidades ingentes de agua.
Nada que ver con las dietas medievales.
De todas ellas, la más famosa es el Regimen Sanitatis Salernitanum, que habría sido creado supuestamente por médicos cercanos a la corona inglesa, y que se dio a conocer popularmente en forma de poemas. No es de extrañar: recomienda específicamente tomar vino tinto, comer huevos frescos, higos y uvas.
En líneas generales, no habla demasiado acerca de comer vegetales, aunque sí señala que el ajo y el rábano son antídotos contra los venenos leves, que el caldo de repollo tiene propiedades laxantes, y que los nabos dan gases y son diuréticos. Sobre los granos, simplemente señala que son “más bien buenos”, sin más.
En más de una manera, el Regimen Sanitatis Salernitanum es bastante contrario a lo que los gurúes de la salud recomiendan hoy en día: insiste en el consumo de pan y de carnes, y prescribe sólo dos grandes comidas diarias.
Se basa, principalmente, en la teoría “humoral” de la medicina de Galeno, que supone que el cuerpo humano tiene cuatro humores principales: sangre, flema, bilis amarilla y bilis negra.
Considerando que caer enfermo en aquellos tiempos casi equivalía a una sentencia de muerte, la dieta procura mantener a la persona lo más sana posible, acompañando prescripciones para la vida diaria que incluyen el nunca tomar una siesta en la tarde, y diluir el vino siempre con algo de agua (para evitar la deshidratación por alcohol), pero además el abstenerse de rabietas y deshacerse de preocupaciones innecesarias.
De hecho, señala claramente que “para mantenerse saludable, uno necesita una mente alegre, descanso y una dieta moderada”.
Para consultar el texto original en latín del Regimen Sanitatis Salernitanum, puede hacer clic aquí.