Lo hace a través de Los Espartanos, una fundación que favorece la reinserción de delincuentes mediante el rugbyPrimero conmovió por el grado de injusticia. La casa familiar en San Isidro, Gran Buenos Aires, había sido asaltada por un ladrón, que desesperado ante la llegada de la policía, tomó al padre de familia de rehén.
La policía detuvo el escape, pero cuando este padre se acercó a quienes lo habían rescatado, por error lo confundieron con un asaltante y le dispararon en la pierna, provocándole una seria herida.
Ahora conmueve por la misericordia. Porque el hijo de Héctor, Tomás, transformó esa situación de dolor en una de amor. Rugbier desde pequeño, Tomás conoce muy bien a la Fundación Los Espartanos, enfocada en favorecer la reinserción de los delincuentes presos a través del rugby.
Los Espartanos han logrado bajar de manera notoria los niveles de reincidencia, al punto que el modelo nacido en la provincia de Buenos Aires está empezando a ser abordado en todo el país.
Tomás tiene 18 años, y contactó al entrenador de Los Espartanos, Eduardo, amigo de la familia, para contarle de Javier, el ladrón que había asaltado su hogar y llevado de rehén a su padre.
“No tengo idea cuánto tiempo va a estar detenido, pero ojalá que el tiempo que esté le sirva haber participado de Los Espartanos, porque realmente lo va a ayudar”, piensa Tomás, según le relató al portal minutouno.com.
Javier, como Tomás, tiene 18 años. Su madre murió en enero pasado mientras estaba recluido en un penal de menores. Su hermano está preso en el penal de Sierra Chica, y su padre no se sabe. La del entrenador espartano era la primera visita que recibía en la comisaría.
En esa visita, le contó, ante la mirada incrédula de Javier, el deseo de Tomás para que cambie de vida.
Al poco tiempo, Javier se sumó a las prácticas de Los Espartanos y recibió incluso en un mensaje de Whatsapp el apoyo de Héctor, el papá de Tomás, que debió ser operado y atravesar una larga convalecencia tras la bala recibida.
Pero el apoyo de la familia víctima no quedó allí. A la práctica de los espartanos a la que asistió Javier se sumó incluso Tomás. Pero, según confesó Tomás después, mucho no hablaron, porque Javier es muy callado. Sí se sacaron fotos que retratan el inicio de un cambio de vida en Javier.
En un video enviado por el Papa Francisco a los espartanos, hace poco más de un año, les dijo: “Lo que hacen ustedes en el rugby tiene un símbolo. Hay un canto que lo cantan los que suben las montañas. En el arte de ascender lo que importa no es no caer, sino no permanecer caído. En el rugby pasa eso, juegan y se caen, pero si se quedan en el suelo perdieron como en la guerra. Pero si se levantan enseguida siguen jugando y llegan a lograr un triunfo. (…) Los felicito, sigan adelante, sigan trabajando, que la vida es linda. La vida la construimos nosotros con nuestras manos, con nuestras decisiones”.
Además de jugar al rugby, práctica que continúan en general tras dejar la reclusión, Los Espartanos crecen en la fe. Cuentan que en un viaje desde Buenos Aires a Mar del Plata el ómnibus que los trasladaba sufrió una avería en la ruta, lo que constituiría una situación dramática, se podría suponer, durante el traslado de delincuentes. Pero los espartanos, lejos de desesperarse o aprovechar la situación para una huida, calmaron la espera rezando el rosario.
Con la ayuda de la última familia a la que asaltó, Javier ya está recorriendo ese camino de cambio.