Tras el accidente aéreo que dejó 71 muertos se avizora un nuevo renacer La tragedia del Chapocoense está poniendo de manifiesto la cara más noble del fútbol. A los mensajes de solidaridad por doquier de simpatizantes y profesionales se van sumando en las últimas horas gestos concretos de clubes y federaciones de fútbol.
El mismo fútbol obsceno de corrupción que anidó en la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) se solidarizó inmediatamente con las víctimas y con el sentimiento de dolor de la ciudad de Chapecó, para la que “El Chape” era mucho más que un club: era esperanza de que era posible trascender, de que David podía contra varios Goliats.
Para dimensionar, Chapecó es un municipio de 209.000, lo que equivale al 0. 1% de la población del Brasil. Allí grandes multitudes se han unido para rezar y compartir su dolor.
La epopeya del club del Estado de Santa Caterina entre los grandes del fútbol brasilero como el Corinthians, Palmeiras, el Cruzeiro, el San Pablo, entre otros, había colocado a sus simpatizantes en un lugar de privilegio en base a un trabajo ordenado y persistente.
Su lugar bien ganado entre los grandes no sólo de su país, sino desde estos años del continente, recuerda al Independiente del Valle, de Ecuador, que llegó a la final de la Libertadores este año. Pequeños clubes, con administraciones ordenadas y sin sospechas turbias, que triunfan. E ilusionan con un fútbol distinto.
“El Chape” cuenta con un presupuesto anual de 12 millones de dólares, lo que equivaldría a un mes y medio de los servicios de Cristiano Ronaldo en el Real Madrid. En marzo de este año, decidió compensar con un salario extra a todo el personal del club por su gran trabajo de apoyo y soporte a un plantel que, decían, llegó a la primera división hace 3 años para quedarse. Ni el plantel ni el cuerpo técnico, que cuentan con premios por objetivos cumplidos, eran beneficiarios de este beneficio.
La administración admirada por lo ejemplar, incluso en el cuidado y la gestión de los nuevos talentos, tendrá que renacer de las cenizas sin el cuerpo técnico, plantel, e incluso gran parte del equipo dirigencial. El mismo presidente del Club, que había sido electo vicepresidente de la Confederación Brasilera de Fútbol en 2015, falleció en el trágico incidente.
“El Chape” está llamado a una nueva epopeya. Para ello, los clubes brasileros pidieron que no descienda de la primera división, gran orgullo del club. Además, aseguraron que prestarán jugadores para que jueguen en el club durante el año que viene de manera absolutamente gratuita.
Desde la Argentina, cuyas fronteras están a 160 kilómetros de Chapecó, llegó idéntico ofrecimiento de jugadores para poder formar un plantel competitivo.
Otro reconocimiento concreto es el del Atlético Nacional, que hoy mismo debía disputar con “El Chape” la final de la Copa Sudamericana. “De nuestra parte, y para siempre, Chapecoense Campeón de la Copa Sudamericana 2016”, pidieron en un comunicado las autoridades del club colombiano.
Lo logrado durante estos años por el Chapecoense a nivel deportivo será muy difícil de reconstruir. Pero hay sobradas muestras de solidaridad genuina de los equipos con los que competía que van mucho más allá de los minutos de silencios, y que ilusionan con un nuevo renacer, ya no sólo de “El Chape”, sino del fútbol mismo.
Con valores como estos en el fútbol, la posibilidad de que el show continúe, luego del debido luto, tiene sentido.