La heroína de las Crónicas de Narnia de C.S. Lewis está inspirada en una dominica terciaria del siglo XVQuizá todos conocemos a Lucy Pevensie, la pequeña niña que fue la primera en aventurarse a atravesar el ropero que la llevaría a Narnia, y que luego sería coronada, junto a sus tres hermanos, como una de las reinas del lugar, bajo el título de “Lucy La Valiente”.
Si bien C.S. Lewis le dio este nombre a su personaje para rendir homenaje a la hija de su amigo Owen Barfield, no deja de ser verdad que es también un homenaje a una de las grandes místicas italianas, Lucía Brocadelli, nacida en Narni –sí, ha leído usted bien, “Narni”-, un pueblo ubicado entre Asís y Roma que, en tiempos del emperador Nerva –quien nació precisamente en la localidad- se llamaba “Narnia”.
La beata Lucía Brocadelli, mejor conocida como “Lucía de Narni”, era una terciaria dominica de profunda vida mística –incluso, llevaba los estigmas de la Pasión en su cuerpo, como santa Gema Galgani, Francisco de Asís y el Padre Pío, por nombrar sólo otros tres santos italianos, y tuvo visiones de la Virgen María y de Santo Domingo de Guzmán apenas siendo una niña-, beatificada en 1710 por el Papa Clemente XI.
Si bien la intención de Lucía era la de hacerse monja dominica, la muerte prematura de su padre obligó a su tío a casarla. Lucía fue prometida al conde Pietro de Milán, quien accedió a que ella mantuviese su voto de castidad.
Así se cumpliría en Lucía lo que la Virgen le había prometido: que sería como ella, casada y virgen. Sin embargo, al tiempo efectivamente se retiró a un convento. Su esposo haría lo mismo, y terminaría tomando el hábito franciscano.