La Virgen del Carmen, San Martín de Porres y el Divino Niño, entre sus principales devocionesAl igual que en otros lugares de América Latina, los antepasados de los negros ecuatorianos llegaron al país como esclavos proveniente de África y con ello el desembarco también de un sinfín de costumbres y tradiciones, como ser, por ejemplo, la música y el uso de la marimba y tambores.
De forma similar que en otros países cercanos, también forman parte de un grupo históricamente discriminado y relegado a la marginación y la pobreza. Del mismo modo, un grupo sumamente religioso que a diferencia de otros países como Uruguay, Brasil o Cuba no mantuvieron los cultos africanos en el país, más allá de algunas expresiones específicas.
En Ecuador no hay un claro sincretismo religioso (fusión de elementos provenientes de diversas religiones) o un culto africano activo.
Pero más allá de estos aspectos de fondo, se puede afirmar que los afroecuatorianos son un grupo lleno de fe y devoción, aspecto que queda de manifiesto en sus casas y otros lugares públicos.
Entre las principales devociones de este grupo de la población se encuentran la figura de San Martín de Porres (el santo negro peruano cuya fiesta el 3 de noviembre), el Divino Niño en representación afro y la Virgen del Carmen, patrona de los pescadores indica un informe de El Expreso de Ecuador.
Es que en la ciudad de Guayaquil, por ejemplo, hay muchos migrantes de la región Esmeralda (uno de los lugares que alberga mayor cantidad de este grupo poblacional) y en su mayoría eran devotos de la Virgen del Carmen.
“Todos se mudaron, pero a mí me tocó quedarme a orillas del estero Salado. En este lugar reúno los 16 de julio a la gente a venerar a la Virgen del Carmen, festejamos a nuestra patrona, nos reunimos con algunas asociaciones de varios sectores de Guayaquil en un acto de fe, con la finalidad de rendirle tributo a la patrona”, expresó a El Expreso Taylor Mercado, un ecuatoriano afrodescendiente.
Las expresiones de religiosidad también se hacen públicas durante las novenas acompañadas de cantos y arrullos (sonido típico de la cultura afroecuatoriana) a la Virgen. La celebración continúa en las casas y se extiende por horas, principalmente en lugares como los suburbios de Guayaquil.
En cuanto al “santo negro”, también hay testimonios de devoción. “Me regalaron una estampita de San Martín de Porres y le pedí todo lo que quería. Las cosas se me iban dando y le prometí que si seguía así, le haría la romería en el río y además ayudaría personalmente a armar la balsa para hacerle la procesión en el mar. Todo se me dio y desde ahí, hace 10 años, hago ese recorrido”, contó Aisa Valdez, la organizadora de una jornada religiosa al norte de Esmeraldas.
De esta manera queda demostrado que los afrodescendientes en Ecuador viven su fe de una manera contagiosa y ferviente, a toda hora y en todo lugar, y con una gran devoción por los santos.