El organista peruano Alejandro Rodríguez fue el encargado de su restauración Detrás de sus 2.800 tubos se esconde toda una historia musical. En 2011, Alejandro Rodríguez tuvo que desmontar el único órgano “Tamburini” que está en funcionamiento en el Perú. La invasión de termitas (insecto de países cálidos) apagaba su voz.
Hace 25 años, el órgano de 7 metros de ancho por 8 de altura se quedó mudo. Trompetas, flautas y hasta la propia voz humana, deleitaba a quienes tenían el privilegio de oír este majestuoso instrumento de viento. “No podía dejarlo morir”, comenta el organero Alejandro. A pocos días de su estreno luce completamente restaurado.
Esta pieza musical, compuesta por dos teclados de 61 notas cada uno, llegó al Perú en 1933 procedente de Italia. En 2011 se le confío su restauración al maestro organero peruano Alejandro Rodríguez. Las hileras de tubos pulsadas por teclas, volverán a cantar al soplo del aire.
Órgano se alista para concierto
Con la única ilusión de mantener viva el alma con la música que emana de sus tubos, Alejandro se ocupó durante un año de la evaluación de sus piezas. Y es que, en su pedalera de 30 notas, yace un espléndido pasado musical. Con sus 43 registros musicales, el órgano tubular, donado a la congregación salesiana en Lima (Perú) por la familia Dubois, realiza diversas combinaciones con una gran variedad de sonidos.
Inaugurado en 1934 el órgano alzará su voz. La madera de pino de la fachada había sido devorada por los insectos, y parte del sistema mecánico se dañó. Desde 2006 el órgano que se encuentra al interior de la basílica María Auxiliadora, quedó en silencio.
El documento artístico y estético construido por Giovanni Tamburini, músico italiano, fue nombrado patrimonio inmaterial de la humanidad. “Era urgente realizar la restauración para salvar éste órgano de tanto valor artístico musical”, sostiene Alejandro. “Me embarque en el proyecto”, la música no podía parar.
Pieza histórica es puesta en valor
Se construyeron 68 válvulas de registro, que permiten controlar qué fila de tubo va a sonar, se habilitó 122 válvulas de teclado y cuatro fuelles que alimentan del aire necesario al instrumento. La restauración de un órgano de tubos no es una tarea fácil, se debe respetar su valor histórico con la mayor integridad posible.
Para mantener con vida esta joya de incalculable valor histórico musical se realiza un mantenimiento cada cinco años. En el país es el único órgano de grandes dimensiones que se encuentra en funcionamiento. Este instrumento mecánico romántico, forma parte de la producción de órganos que, durante el siglo XVI, se comenzó a importar a Latinoamérica.
“Posiblemente no exista en toda la región un órgano a tubos que cuente con una consola computarizada” comentó el maestro organero, al ver restaurado el instrumento. Esta reliquia atesorada por los salesianos en el Perú volverá a escucharse, para seguir cantándonos su historia musical.
Sus imponentes tubos de 16 pulgadas y más de 5 metros de alto resonarán en el alma de quienes consiguen volar sus sueños a través de la música. La fachada tallada en madera de pino relucirá llevando vida en sus notas musicales en esta Navidad.