Para interpretar mejor sus personajes como jesuitas misioneros, Andrew Garfield y Adam Driver se fueron a un retiro de 7 días en el Norte de GalesPara prepararse para la adaptación de Martin Scorsese al cine de la novela católica Silencio, los actores Andrew Garfield (Hasta el último hombre, The Amazing Spider-Man) y Adam Driver (Star Wars: El despertar de la Fuerza) hicieron algunos deberes adicionales y se apuntaron a un retiro en silencio de siete días en una casa jesuita en Gales del Norte.
En la película, los dos actores interpretan a misioneros jesuitas y, para poder aportar autenticidad a sus papeles, Garfield y Driver se empaparon de espiritualidad jesuita.
Durante un retiro en St. Beuno’s (lugar donde el poeta británico y sacerdote jesuita Gerard Manley Hopkins vivió durante tres años), los actores usaron su tiempo para entrar en completo silencio y ser guiados a través de los Ejercicios Espirituales de san Ignacio de Loyola. Los actores se tomaron en serio el retiro y entre ellos únicamente se saludaban con la mano para respetar el silencio.
Garfield habló sobre la experiencia para The New York Times: “En el retiro, entras en tu imaginación para acompañar a Jesús a través de su vida, desde su concepción hasta su crucifixión y resurrección. Caminas, hablas, rezas con Jesús, sufriendo con Él. Y es devastador ver que alguien que ha sido tu amigo, alguien a quien amas, es maltratado de esa forma”.
Revisando toda su experiencia, Garfield admitió que Dios trabajaba dentro de su corazón: “Tuve la sensación de estar siendo llamado a algo: llamado a trabajar con uno de los mejores directores, y llamado a este papel como algo que tenía que perseguir para mi desarrollo espiritual”.
Además del retiro, Garfield pasó todo un año preparándose espiritualmente para el papel e incluso contrató a un director espiritual, el padre James Martin, SJ. Se reunían vía Skype y para cuando terminaron con su formación, Garfield manifestó haber quedado “totalmente embelesado por todo lo referente a la espiritualidad jesuita”.
Garfield estaba tan inmerso que durante el rodaje solía provocar pausas diciendo: “Un jesuita no diría eso”, y luego ofrecía sugerencias para el guión.
La experiencia tuvo un profundo impacto en Garfield, que se había criado en un hogar judío seglar. Según explicó a Time: “Mi experiencia fue muy personal. Con suerte, morimos en la cruz cada día y cada día somos resucitados en una forma más auténtica. Para mí esa es la idea; la del viejo yo deshecho para que emerja un yo más verdadero”.
Según Vogue, Scorsese quedó impresionado con la dedicación de Garfield. “He hablado con personas que trataron de seguir esos ejercicios y solo duraron tres días (…) ¡Este joven los ha completado todos!”.
Driver, criado en una familia baptista, ve la película como una crisis de fe. Según explicaba a The New York Times: “Podría ser la fe en tu trabajo, en un proyecto o en un matrimonio; podrían ser dudas sobre el trabajo o el proyecto o el matrimonio. Cuando piensas en ello de esa forma, [la película] se hace muy cercana”.
Para contribuir a preservar el carácter espiritual de la película, Scorsese se aseguró de que el plató quedaba envuelto en un espíritu de silencio y que contagiaba ese silencio en el producto final.
El director explicó a Radio Vaticano que su película anterior estaba repleta de ruido y que a menudo era muy “frenética”, pero señaló que en esta última película no hay música en la banda sonora y que, en su lugar, están los sonidos de fondo del paisaje y los pájaros. Los describió como una forma de “descubrir cómo suena el silencio”.
Silencio llegará a los teatros estadounidenses el 23 de diciembre y en enero se producirá su estreno mundial. Se espera que la película sea una buena aspirante a los Óscar y los medios de comunicación ya hablan de su nominación para mejor película.