El Premio Nobel de la Paz representa una invitación a todos los colombianos a seguir por la senda de reconciliación“Hace seis años no nos imaginábamos el final de la guerra. La paz parecía un sueño imposible. El pueblo de Colombia con el apoyo de los amigos de todo el planeta está haciendo posible lo imposible. La guerra en Colombia ha terminado”, expresó el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, que este sábado recibió en Oslo, Noruega, el Premio Nobel de la Paz.
Estas palabras fueron pronunciadas en la emotiva ceremonia precedida por el discurso de la vicepresidenta del Comité del Nobel, Berit Reiss-Andersen.
Juan Manuel Santos receiving his #NobelPeacePrize Medal and Diploma https://t.co/Dxi8kRBnkq
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Este #NobelXLasVíctimas lo recibo en nombre de todos los colombianos, que ven, por fin, terminar una guerra de más de medio siglo pic.twitter.com/7Ho3StAfo5
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Durante su alocución, Santos habló de la historia del conflicto, las idas y vueltas de las negociaciones, y tuvo palabras de agradecimiento principalmente con las víctimas, a quienes les rindió un homenaje especial haciéndolas ponerse de pie.
En ese momento, Santos detalla la historia de Leyner Palacios, sobreviviente de la masacre en una iglesia ubicada en la región de Bojayá y quien perdió más de 30 familiares.
“Leyner, que hoy es un líder comunitario, los ha perdonado”, expresó.
Por otra parte, Santos reconoció que la noticia del premio llegó “como un regalo del cielo”.
“En un momento en que nuestro barco parecía a la deriva el premio nobel fue el que nos impulsó a llegar a nuestro destino e puerto de la paz. Llegamos a puerto, hoy tenemos nuevo acuerdo”, aseguró.
“Con este acuerdo, América es una zona de paz. Desde Alaska a la Patagonia es una zona de paz. Si la guerra puede terminar en un hemisferio, ¿por qué no los dos?”, se preguntó.
“Tal vez hoy podemos imaginarnos un mundo sin guerra. Lo imposible puede ser posible”, prosiguió.
Santos también puso como ejemplo el acuerdo en Colombia para resolver conflictos internacionales como en Yemen, Siria o Sudán del Sur. “Hay una guerra menos en el mundo y es la de Colombia”, subrayó.
“El sol de la paz brilla –por fin– en el cielo de Colombia. ¡Qué su luz ilumine al mundo entero”, concluyó.
Santos no llegó a Oslo con las manos vacías, sino que llevó para regalarle tanto a los reyes de Suecia y Noruega, así como al Papa Francisco, una escultura -denominada Paz Colombia- hecha de porcelana blanca que simboliza la paz y que fue realizada por la artista colombiana Ana González Rojas.
Juan Manuel Santos's Nobel Lecture: The sun of peace finally shines in the heavens of Colombia! #NobelPrize https://t.co/kcZOlLiLMz
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El proceso colombiano de la paz
Antes de las palabras de Santos, Berit Reiss-Andersen fue la encargada de explicar que este galardón fue entregado por su esfuerzo decidido y valiente por poner fin a más de 50 años de guerra civil en el país.
“El premio va destinado al presidente Santos únicamente, pero también se debe entender como un tributo al pueblo colombiano, que jamás ha perdido la esperanza de una paz justa”, consideró Berit Reiss-Andersen.
Y luego de focalizó en el denominado proceso colombiano de paz, que se caracterizó por reunir la voluntad de hacer frente a los hechos incómodos y dolorosos para sentar las bases de una reconciliación nacional, además de darle lugar a las víctimas para poner sobre la mesa sus historias de sufrimiento y la capacidad de convocatoria a un amplio diálogo nacional.
También reconoció el rol de “Tomochenko” Jiménez en el proceso. “Deseo hacer honor al líder de la guerrilla de las FARC, Rodrigo Londoño, por haber lamentado tan claramente y sin reserva los padecimientos que las Farc han causado a la población civil y ha pedido el perdón del pueblo colombiano. Este es un ejemplo a seguir”, destacó.
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Por último, la representante del Comité Nobel parafraseó al arzobispo anglicano Desmond Mpilo Tutu, ganador del Nobel de la Paz en 1984.
“Perdonar y ser reconciliados con nuestros enemigos o seres queridos no se trata de suponer que las cosas son diferentes a lo que son. La verdadera reconciliación es un emprendimiento riesgoso, pero al final vale la pena porque solo una confrontación sana y honesta con la realidad podrá traer una verdadera reconciliación”.