Frente a la incertidumbre los obispos insisten en una reforma integralAnte la incertidumbre sobre el derrotero que tomará la política migratoria del presidente electo de Estados Unidos, Donald J. Trump, una vez asuma el poder, los obispos católicos de Estados Unidos han definido ya su posición de apoyo a las comunidades migrantes.
La Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB) organizó una jornada especial de oración el pasado 12 de diciembre, fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, con especial énfasis en pedir por la seguridad de los refugiados y los inmigrantes.
La Conferencia –incluso—está desarrollando diversos recursos pastorales para motivar a los católicos a involucrarse en temas de migración en sus parroquias y en sus comunidades.
“La migración es algo que tiene una larga historia de apoyo por parte de la Iglesia católica; en sentido estricto es parte de nuestra misión”, dijo Ashley Feasley, quien dirige la política de migración y de asuntos públicos de la USCCB al semanario The Sunday Visitor.
Más adelante recalcó: “Nosotros reconocemos la dignidad de la persona humana, con independencia del lugar de donde venga”, ante la retórica en contra de los migrantes que se ha desatado en Estados Unidos, a raíz del triunfo de Trump en las elecciones del pasado 8 de noviembre.
¿Cuál es la posición de los obispos?
La USCCB ha reiterado en numerosas ocasiones su postura y su preocupación por proponer una reforma migratoria integral en la que destacan los siguientes puntos:
· Ganarse la legalización. Que las personas se puedan ganar su legalización a través de un programa que ayude a quienes están viviendo en Estados Unidos a lograr su residencia permanente, mediante un proceso riguroso que les permita ajustar su estatus jurídico a la normatividad vigente.
· Un programa para trabajadores. Un proyecto realista que permite a los nacidos fuera de la Unión Americana entrar al país de forma segura y legal. Esto ayudaría a reducir la inmigración ilegal y la pérdida de vidas humanas en el desierto americano.
· Una reforma basada en la familia. Actualmente se necesitan años para que los miembros de la familia se reúnan a través del sistema de inmigración legal basado en la familia. Esto conduce a la ruptura familiar y, en algunos casos, a la inmigración ilegal.
· Restauración del debido proceso. Deben restablecerse los derechos a los trámites debidos, otorgados por la Reforma de Inmigración Ilegal de 1996 y la Ley de Responsabilidad de los Inmigrantes (IIRIRA). Por ejemplo, las barras de tres y diez años para volver a entrar a Estados Unidos, deben ser eliminadas.
· Abordar las causas fundamentales. El Congreso debería examinar las causas fundamentales de la migración, como son el subdesarrollo y la pobreza en los países de origen, y buscar soluciones a largo plazo.
· Aplicación de la ley. Al aumentar los medios legales para que los migrantes ingresen, vivan y trabajen en los Estados Unidos, las fuerzas del orden público podrán concentrarse en aquellos que realmente amenazan la seguridad pública: traficantes de drogas y de personas, contrabandistas y posibles terroristas.
Estas medidas, y muchas otras que a lo largo del tiempo ha propuesto la Iglesia católica en Estados Unidos, podrían dar certidumbre a los habitantes de ese país, seguridad a sus fronteras, capacidad de empleo a sus trabajadores, competitividad internacional, fortalecimiento de mercado interno y, lo más importante, propiciar la concordia entre las naciones americanas.