Conmovido con las pésimas condiciones del lugar, él no quiso reclamar y decidió actuarParedes limpias y piso nuevo, brillante. El aire acondicionado ayuda a enfrentar el calor. Para los niños, una alegre ludoteca. Este es el escenario en la Santa Casa de Misericordia de José Bonifácio, ciudad con alrededor de 35 mil habitantes, localizada en la región noroeste del estado de San Paulo.
Además, meses atrás, quien visitaba el hospital se encontraba con una situación muy diferente. Fue lo que sucedió con el corredor inmobiliario, Sidnei Picolo, de 57 años. Su mujer necesitó ser internada en Santa Casa para curar una fuerte crisis de laberintitis. “Me quedé atónito cuando vi las paredes sucias, los colchones pegados a los fierros de la cama con óxido y los pisos y azulejos cayéndose. Estaba todo hecho polvo”, describe el corredor.
Pero en lugar de reclamar, Sidnei tuvo otra actitud: decidió – el mismo – reformar el cuarto donde su mujer había sido internada durante algunos días. Pintó las paredes, arregló la cama y dejó aquel ambiente un poco más agradable.
Además, el espíritu de solidaridad de Sidnei habló más alto. Ahí, él decidió reformar más camas y armarios. Después, quiso cambiar el piso. Y vio que para eso necesitaba ayuda de más gente.
Tomó el celular y salió para llamar a amigos y empresarios. Recaudó dinero, materiales de construcción y, principalmente, logró la ayuda de gente con ese mismo ideal de solidaridad, dispuesta a ayudar en el trabajo de obra. Al poco tiempo, el hospital se fue transformando.
En alrededor de 10 meses de trabajo, todo el predio centenario del hospital estaba pintado. Además de eso, se instalaron 16 aparatos de aire acondicionado y 8 televisiones nuevas en los cuartos y en la enfermería. El “maratón de la solidaridad” también consiguió reformar 45 camas y 45 colchones, además de reemplazar 180 metros cuadrados de piso antiguo y estropeado de los corredores por granito natural. Otros 170 metros cuadrados de granilite – un tipo específico de piso muy utilizado en hospitales – también fueron colocados en los cuartos, así como los armarios y las telas de protección en las ventanas, que ganaron una cara nueva.
Debido a la pésima infraestructura, el sector de Pediatría del hospital estaba listo a cerrar, pues había sido considerado insalubre por la Vigilancia Sanitaria. Ahora, el local ha sido recuperado y se ha beneficiado de hasta una colorida y equipada ludoteca.
Y ¿sabes cuánto costó todo eso? Menos de 100 mil reales, valor muy por debajo de lo que tradicionalmente se ha visto en licitaciones públicas.
Una ayuda que llegó en buena hora, ya que Santa Casa de José Bonifácio atraviesa dificultades económicas. De acuerdo con los administradores, la institución recibe alrededor de 660 mil reales al mes de los gobiernos estatal, federal y municipal, pero los gastos son alrededor de 700 mil reales.
El corredor le garantizó a un periodista que no tiene pretensiones políticas y está emocionado al ver el resultado conseguido con la ayuda de la comunidad: “Me siento bendecido por Dios. Fue él quien me puso en el camino de estas personas para dar más dignidad a quien necesita atención en la red de salud pública”, afirma Sidnei.
Hace tres años, el corredor también necesitó ser internado en ese mismo hospital para curar una grave enfermedad en el páncreas. Para él, la cura fue un verdadero milagro.
La gratitud por su recuperación y por la salud de su esposa motivaron aún más el trabajo solidario. “Pienso que yo tenía que cumplir esa misión. Y lo hago sólo por amor”, finaliza el corredor.
Con información de G1