Una red de telefonía celular comunitariaCerca de 20 por ciento de las poblaciones mexicanas, distribuidas a lo largo de los dos millones de kilómetros cuadrados que componen al país, tienen menos de 2,500 habitantes.
Por lógica del capitalismo, muchas de ellas, la mayoría, no son “rentables” para las grandes empresas de servicios como lo son las empresas de telefonía móvil, encabezadas en el país por Telcel, de Carlos Slim y con fuerte presencia de la española Movistar o de la estadounidense ATT.
Esto ha hecho surgir la proverbial capacidad de imponerse a la adversidad de los pueblos mixes que pueblan el intrincado “Nudo Mixteco”, la serranía del sureño Estado de Oaxaca en la que se juntan las dos grandes sierras que cruzan el territorio mexicano: la Sierra Madre Occidental y la Sierra Madre Oriental.
“Si no van a venir a comunicarnos con el mundo a través de la telefonía celular porque no somos de interés comercial, nosotros podemos tener nuestra propia red de telefonía móvil”, pensaron, hace tres años, los pobladores de Villa Talea de Castro y, poco más tarde, los de la vecina comunidad de Santa María Yaviche.
Con la ayuda de una ONG llamada Rhizomática, instalaron una red local de telefonía celular con la que pueden comunicarse entre ellos y con sus familiares que viven en centros urbanos. Por dos euros al mes, tienen llamadas locales ilimitadas. Y por cerca de 10 céntimos de euro el minuto, pueden comunicarse con sus parientes del otro lado de la frontera, pues Oaxaca es uno de los tres más grandes estados “productores” de migrantes hacia Estados Unidos.
Rebelión creativa
Quizá sin haberlo planeado, los lugareños de Villa Talea de Castro y de Santa María Yaviche han consolidado un aporte comunicativo muy importante en nombre de esas apartadas comunidades que siempre quedan fuera de los cálculos del capital y de los intereses meramente financieros.
En una cápsula informativa de AJ+Español, Oswaldo Martínez gestor de la red, comentó: “Pueblos como estos no existen dentro del Estado de manera jurídica, o sea no existimos para el Estado y cuando acudíamos a las oficinas de las grandes empresas de telecomunicaciones, pues nos decían que no había condiciones para estas comunidades. Que eran pueblos muy pequeños, que eran pueblos que no les iban a redituar”.
Peter Bloom quien trabaja para Rhizomática subrayó: “En general las compañías están buscando un lucro, se dedican a las telecomunicaciones porque es un negocio, no porque es un derecho humano lo cual si lo es. No se dedican a apoyar a la gente, a realizar o a ejercer sus derechos, más bien lo suyo es hacer dinero”
AJ+Español informa que en el 2013, 17 pueblos no tenían conectividad móvil, y que hoy se han unido a la red de Rhizomática, mediante un modelo que es conocido como telefonía celular comunitaria y cuenta con más de 3,000 usuarios en México.
Es decir: que la autonomía sí se puede construir, mediante formas de creatividad y solidaridad que –en Oaxaca—recuperan el espíritu prehispánica del “tequio” (del náhuatl “tributo”), el tributo personal y grupal gratuito a la comunidad en la que se vive y en las comunidades aledañas.