¡Te encantará hacerlas con ellos!
La Navidad es una época especial del año y que el niño recordará siempre, de eso no hay duda. Sin embargo, si le otorgamos importancia por razones relacionadas con el consumo, como pueden ser las compras, los regalos, la comida o el tiempo extra frente a la tele y el teléfono móvil, es muy posible que el niño termine las fiestas con una sensación de vacío y sin haber fijado en su memoria nada que realmente merezca la pena recordar. Por eso, he decidido escribir este post con ideas y actividades clave para que el recuerdo que estas Navidades dejen en tus hijos sea entrañable, positivo para su cerebro y lleno de significado.
1.Decorar el árbol de Navidad o el Belén
La puesta de largo del árbol o el Belén marca el inicio de la Navidad. Para hacer que la experiencia sea mágica, lo más importante no es que el árbol o Belén queden bonitos sino que sean los niños los que realmente dejen su ilusión en la decoración. Un pitufo al lado de Baltasar, o una figura de Lego en una rama del árbol es lo que tiene más sentido en la mente de los niños. Ellos también quieren que sus personajes favoritos formen parte de la Navidad.
2.Buscar unos juguetes para niños que no los tienen
Esta es una tradición en mi casa y en la de muchos otros niños. Desde mi punto de vista el espíritu de la Navidad es celebrar el amor en familia y poder compartir un poquito de ese amor con otras personas que lo necesitan. Llevar unos juguetes a la parroquia o rastrillo ayudará a los niños a entender que hay otras realidades, a desarrollar la solidaridad, la generosidad y a saber tomar decisiones (tienen que elegir qué juguete ya no usarán). Puede ser un gran esfuerzo para ellos pero tiene doble recompensa; ellos se sentirán muy satisfechos cuando los lleven y podréis hacer algo de hueco en los armarios.
3.Escribir una felicitación a alguien que queréis que se sienta querido
Da igual que tu hijo escriba o no. Unos lápices de colores o pinturas de mano son suficientes para que deje su huella creativa en una postal que podáis enviar a un ser querido. Deja que el niño decida a quién quiere hacerle la felicitación para que esté más motivado. El ser capaz de hacer la tarjeta, ponerle el sello, llevarla al buzón y recibir la llamada agradeciendo la felicitación, le ayudarán a cultivar la imaginación, creatividad, perseverancia, conocimientos del medio y la paciencia.
4.Pasar una mañana tranquila y relajante
No hay nada como mantener la televisión en silencio para que a los niños les entren las ganas de divertirse y crear sus propios juegos. Intenta pasar al menos una mañana sin dispositivos de ningún tipo. Puedes poner tu música relajante favorita para estimular la calma en tus hijos y mientras tu cocinas o hacer preparativos ellos pueden leer cuentos, hacer unas construcciones o dibujar y pintar al lado tuyo en la cocina. Con esta sencilla receta pasaréis una mañana Navideña supertranquila y ayudaréis a los niños a que se fijen en la decoración de la casa, a que recuerden los festejos pasados y daréis tiempo a que los niños (y vosotros mismos) descansen para las jornadas y noches más movidas que vendrán más adelante.
5.Visitar un mercado Navideño
Puede ser la peor pesadilla para los padres, pero las imágenes de los mercados Navideños y las luces de la ciudad se quedan grabadas en la retina de los niños. Para poder disfrutar de la experiencia sin acumular más estrés y cansancio siempre intentamos ir una tarde laboral un poco antes de que empiecen los días más intensos (entre el 24 y el 6 de Enero). Los niños deben entender que el objetivo no es consumir, sino simplemente dar un paseo, aunque puede resultar de lo más natural que acaben llevándose una figurita para el Belén o alguna broma para el siguiente punto de nuestra lista.
6.Hacer inocentadas
Siempre fui un loco de las inocentadas y creo que es una tradición bonita tanto para mayores como para niños. Los mocos de broma y las arañas o moscas en la comida siempre arrancan una carcajada, aunque las favoritas de mis hijos son el cojín que se tira pedos cuando te sientas. Pueden reirse durante horas haciendo que todos nos sentemos. Otra tradición son las llamadas con número oculto; nunca faltan las llamadas a los abuelos y a nuestros amigos solteros (al fin y al cabo queremos que se contagien del espíritu infantil y de su ilusión). Más allá de lo divertido que puedan resultar, las inocentadas ayudan al niño a desarrollar el autocontrol y la cognición social o la capacidad de creer en lo que el otro piensa para poder así, engañarle.
7.Sentaros con una manta alrededor de una chimenea o a la luz de unas velas
Contemplar el fuego es un auténtico ejercicio de mindfulness. No hace falta tener una chimenea, para crear una estampa navideña, porque con unas velas puede bastar. Los movimientos de la llama, sus parpadeos, el color del que tiñen la habitación y las sombras que proyectan crean una atmósfera mágica y os aportarán un momento de serenidad en familia. Podéis aprovechar para contar cómo eran vuestras navidades de pequeños o qué regalos de reyes recordáis con más cariño. Tanto con la chimenea como con las velas, a buena distancia de los niños y nunca les dejéis sólos en la misma habitación con el fuego, ni aunque sea un instante. Recordad que la seguridad es lo primero.
8.Hacer unas galletas de Navidad
Unos moldes de abeto o estrella y una sencilla receta de galletas de mantequilla o de gengibre, harán que paséis un rato divertido pringando las manos, mirando por la ventana del horno y esperando a tener el resultado del esfuerzo. Si eres más habilidoso o creativo puedes decorarlas con un glaseado. Hay cientos de recetas para decorar y crear tus propias galletas. Por si no se te había ocurrido ya, con un vaso de leche fría tus galletas navideñas serán la guinda perfecta para la noche a la luz de las velas.
9. Acercarse a ver los Belenes de tu ciudad
Puede parecer una actividad poco estimulante desde el punto de vista intelectual, pero la realidad es que contemplar las escenas y figuras de los nacimientos hará que tus pequeños tengan que salir de casa (con lo que oxigenarán su cerebro), posiblemente tengan que esperar alguna que otra cola (con lo que tendrán que cultivar la paciencia), fijarse en los detalles del nacimiento (con lo que tendrán que agudizar su atención focalizada) y probablemente hacer un esfuerzo para volver a casa cuando comienza a aparecer el cansancio (con lo que tendrán que hacer uso de sus persistencia). Todo positivo en su justa medida, y además un precioso recuerdo de las Navidades (por lo menos de las mías lo fue).
10. Visitar a alguien que se alegrará de veros y no os espera
Esta es mi tradición favorita de toda la Navidad. Cada año, vamos por sorpresa a casa de algún amigo o familiar que sabemos que no tiene mucha compañía en estos días. No se si es buena idea presentarse en casa de alguien con tres niños pequeños pero si conocéis alguien que se pueda sentir solo, probadlo, para algunas personas puede ser un momento muy especial de su Navidad. Es realmente bonito para la persona que recibe la visita como para el que la da. Algunos consejos prácticos incluyen aparecer por sorpresa, ir más bien pronto por la mañana o después de comer (antes de que la persona haya salido de casa), enterarse bien de los días que está fuera de la ciudad y llevar un pequeño regalo para dejarlo en la puerta por si resulta que finalmente no le encontramos en casa.
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