Marine ha escogido vivir con todas sus fuerzasMarine Barnérias es una joven de 22 años recién diplomada en una escuela de comercio. Rubia, chispeante, habla con voz grave y camina por la vida pisando fuerte. Sin embargo, algo anormal se deslizó en su camino: hace poco descubrió que padece esclerosis múltiple.
El valor y el placer de vivir, más fuertes que la enfermedad
“Es una enfermedad autoinmune que afecta al sistema nervioso central. Provoca lesiones que causan alteraciones motoras, sensitivas y cognitivas. A más o menos largo plazo, estos problemas pueden avanzar hacia una discapacidad irreversible”, describe en su blog con una resignación desconcertante.
Pero esta rubia encantadora no está dispuesta a ceder al desánimo, así es su consigna. Y para ello ha organizado un proyecto en el que está involucrada ahora mismo: viajar durante siete meses al otro extremo de la Tierra, siguiendo un programa único, confeccionado personalmente.
3 destinos, 3 descubrimientos
Como ella misma dice, para ella su EM –esclerosis múltiple– quiere decir que está “Encantada de Marchar” en su viaje, equipada con una valerosa arma: el optimismo.
Su deseo es “conocer y entrevistar a personalidades que difundan vibraciones positivas en su manera de pensar o de vivir”, y condensar estos encuentros en una película que compartirá en línea.
El viaje previsto consta de tres etapas. Primero, Nueva Zelanda, para centrarse más concretamente en su cuerpo, fiel compañero que la sostiene desde hace 22 años, su cuerpo enfermo que a partir de ahora debe domar. Luego, Birmania, para despertar su mente, descubrir la fuerza de su interior, siempre más poderosa que las destructoras mareas que puedan sacudirla; además tendrá ocasión de visitar un monasterio budista. Y por último, Mongolia, para enfrentarse a su alma a través de un examen total gracias a la soledad más absoluta.
Vivir sus sueños para combatir la negra realidad
Esta ascensión hacia lo esencial es una audaz apuesta para esta joven que siempre soñó con lanzarse a la aventura, pero que jamás se atrevió. “No olviden sus sueños, son las mejores armas en este mundo enloquecido”.
Marine reniega de la sociedad en la que vive. “Hace ya varios años que no soporto la forma en que nos saturan con informaciones inútiles contra las que no podemos hacer nada (…). Nos formatean, se cuelan por todos lados, en nuestras pantallas, en cualquier lugar, están omnipresentes, nos consumen (…). Resultado: cada vez somos más desconfiados. Los vínculos se alejan y la confianza desaparece (…). Este viaje será para mí una manera de conocerme de verdad y de afrontar la vida de forma diferente”.
Para preparar su periplo, la joven enferma cuenta con la ayuda de los que se conmovieron por su historia. Ha establecido un fondo común donde cada uno ha podido ayudar con una contribución libre y anónima durante la aventura, la odisea de la voluntad de vivir y de viajar cuando la enfermedad pretendía inmovilizarla.
Gracias al apoyo que ha recibido, marchó a finales de enero de 2016 y en este momento está cumpliendo su sueño en la otra punta del mundo mientras lucha contra su enfermedad.
Dar la vuelta al mundo no es un camino de rosas para todos…