Una tradición que comienza tras el fin de la Segunda Guerra MundialTras el fin de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos ocupó Japón de 1945 a 1952. Durante ese período, se impulsaron una serie de políticas económicas inspiradas en el New Deal, con la intención de ayudar a la reconstrucción de la infraestructura en el país. En la medida en la que la economía nipona comenzó a ganar vuelo, el consumo de azúcar aumentó, especialmente en forma de caramelos y chocolates, que fueron llenando gradualmente los supermercados.
Este consumo de azúcar y dulces se asoció con un alza en el nivel de vida en el país. De hecho, desde mediados de la década de 1950 hasta la década de 1960 la producción de chocolate había superado por cinco la tasa de los años previos a la guerra, y se producían casi tres veces más pasteles que entonces.
Según declaraciones del antropólogo cultural Hideyo Konagaya, publicadas por el Smithsonian, “el acto tangible de consumir dulces marcó un cierto logro psicológico, cuando se le comparaba con el estado de hambre las décadas anteriores”.
Así, la Navidad fue la oportunidad perfecta para celebrar la prosperidad económica y la mezcla única de la cultura japonesa y occidental. Las referencias a la fiesta también se hicieron comunes gracias a la abundancia de libros de lectura en inglés, que ayudaron a los niños a familiarizarse con el idioma y la cultura estadounidenses.
Al poco tiempo, la Navidad se comenzó a celebrar en Japón, incluyendo dar juguetes a los niños, pedir KFC para la cena y comer pasteles de Navidad.
El pastel navideño japonés está, entonces, repleto de significados tradicionales, según Konagaya. La forma redonda del pastel evoca los dulces típicos japoneses, y el color blanco de la crema sugiere el arroz. El rojo, para los japoneses, es el color que repele a los espíritus malignos, y se considera de buen augurio cuando se combina con blanco, como en la bandera nacional japonesa.
Las fresas que se incluyen en la torta para darle el color rojo difícilmente se conseguían en Japón durante la Segunda Guerra Mundial, hasta que en la postguerra las nuevas tecnologías agrícolas permitieron su consumo masivo. Así, las fresas –junto a la crema y el azúcar- son símbolo, en el pastel, de progreso económico y tiempos de paz.
Si quiere aprender a hacer el pastel de Navidad japonés, siga la receta incluida en este video. Si bien está en inglés (con un fuerte acento nipón), no deja de ser fácil de seguir.