La anfitriona del “talk show” habla sobre su experiencia con monjas cuando era niña: “Todas las personas necesitan saber y quieren sentir que importan”Hay un vídeo circulando por Facebook de Oprah contando una historia que ya relató en su día, sobre un momento de su infancia de niña pobre de 12 años en Milwaukee. Algunas historias merecen la pena escucharlas una y otra vez, sobre todo en esta época del año.
¿Puedes imaginar que te dicen que tu familia no puede celebrar la Navidad este año porque no pueden permitírselo económicamente? Cuando Oprah tenía 12 años, a su madre no le quedó más opción que decirle que Santa Claus no existía. Pero el mayor trauma no estuvo en la destrucción de un querido mito de la infancia, sino en cómo habría de llegar a sus compañeros de colegio y decirles que Santa Claus no le había traído nada. ¿Cuál sería su historia?
Pero entonces, unas monjas católicas sorprendieron a la familia de Oprah cuando aparecieron en el umbral de su casa con una comida y regalos para ella y sus hermanos. Sin embargo, el mejor regalo de aquellas monjas fue el del aprecio y el amor, el demostrarles que no los habían olvidado. Oprah asegura que aquella Navidad que salvaron las monjas fueron “las mejores Navidades de su vida”.
Cuando supe de la historia de este gesto desinteresado de las monjas a la familia de Oprah, me colmé de esperanza. Según dijo Oprah a su público: “Toda persona necesita saber y quiere sentir que es importante”.
En esta temporada navideña, escribir cheques para donar a la caridad o a alguien que tenga problemas es sin duda un gesto de sacrificio y generosidad. Pero es aún más significativo y memorable tocar la vida de una persona a un nivel más personal. Si eres capaz de conectar con una persona que sabes que necesita saber que es valiosa en este mundo y que también es amada, así la vida llega a todo un nuevo nivel para todos.
Echa un vistazo a esta publicación reciente de Facebook o mira este vídeo de YouTube ligeramente más largo y antiguo para ver cómo esa Navidad que salvaron las monjas configuró la vida de Oprah, justo a tiempo para curar la melancolía posvacacional.