Lo que tres generaciones pueden aprender unas de otras
Un anciano, un hombre adulto y un niño están juntos en un bote de remos. El niño recibe de manos de ambos un regalo, a modo de trofeo de iniciación en la madurez: una boina, señal de que ya puede acompañarlos en sus labores en altamar. Pero tanto el anciano como el adulto tienen su propia manera de hacer las cosas. Sucesivas brechas generacionales les separan, lo mismo que les unen. Lo que sigue es una breve pero conmovedora faena que invita a dejarse enseñar por quien menos esperamos.