El padre Mourad pide a las instituciones una solución política: “Fuera de ella no habrá salvación posible para Siria”El padre Mourad, prior del monasterio de Mar Elian en Al-Qariatayn, al suroeste de Homs, en Siria, fue secuestrado en mayo de 2015 cerca del lugar de culto que fue destruido por el llamado Estado Islámico.
Durante cinco meses privado de libertad sufrió constantes amenazas para que se convirtiera al Islam: “Casi todos los días había alguien que entraba en mi celda y me decía: ‘¿Quién eres?’. Yo respondía: ‘Soy nazareno, o sea cristiano’. ‘Entonces eres un infiel’, gritaban. ‘Y, como eres un infiel, si no te conviertes, te degollaremos con un cuchillo’. Pero yo nunca firmé el acto para abjurar del cristianismo’, explicaba hace unos meses en Aleteia.
Ahora, el padre Jacques Mourad envía una carta al padre Andrej Halemba, responsable internacional de proyectos de Ayuda a la Iglesia Necesitada en la que narra su secuestro y posterior liberación.
“Sin duda, mi liberación es un milagro y así lo creo firmemente. Este milagro no se limita al inolvidable momento en el que pude abandonar el lugar de mi cautividad: que yo esté aquí y que el Buen Dios lo haya hecho posible es gracias a todo un proceso en el que han participado varios actores que forman parte de la Iglesia universal, a saber, los bienhechores, las organizaciones humanitarias de las que vosotros formáis parte y nuestra Iglesia”, comienza su carta el sacerdote.
Con ella quiere darles las gracias y mostrarles cómo ha sentido la solidaridad de esta institución: “La labor humanitaria que en el pasado hemos podido realizar, gracias a vuestra ayuda, en Karyatene, Mehine y Hawarine –rehabilitación de casas, apoyo a familias desplazadas, a enfermos y discapacitados, becas escolares y universitarias y demás ayudas de toda índole– ha contribuido en cierto modo al milagro de mi liberación y mi regreso a la vida”.
“Esta experiencia me ha reafirmado en mi misión así como en la vuestra, y siento la llamada a seguir con ella con aún más ardor”, añade.
El Padre Jacques Mourad aprovecha la misiva para explicar la inquietud que tiene ante la suerte de los cristianos de Oriente y en concreto en Siria: “la situación se agrava cada vez más en el país, lo cual me impide examinar posibles horizontes”.
“El porcentaje de cristianos emigrados va en aumento, y no les falta razón: todas las personas tienen derecho a buscar un lugar donde vivir en paz y donde poder asegurarles un futuro mejor a sus hijos”, continúa en esta carta en la que pide a la comunidad europea a que “empiecen a buscar una solución política, pues fuera de ella no habrá salvación posible para nuestro país y nuestro pueblo”.
“Señor, me entrego a Ti. Haz conmigo lo que quieras. Y Te doy gracias por todo. Esta es la oración que me acompañó durante toda mi cautividad”, quien fue prior del monasterio de Mar Elian en Al-Qariatayn.