Tradicionalmente los frailes lo utilizaban para combatir el asma y la tos e incluso para disolver los tumoresEl apio (lat., ; Apium graveolens) es una hortaliza que goza de muchas propiedades mineralizantes, vitamínicas, diuréticas y depurativas del organismo. Su ingesta es muy apropiada para combatir el reumatismo. Del apio —como si fuera el “cerdo” de las hortalizas— lo aprovechamos todo: la hoja, el troncho, la raíz y la semilla.
La raíz del apio es muy aperitiva y forma parte de la tisana llamada de las cinco raíces (espárrago, hinojo, perejil, rusco y apio), especialmente la raíz del apio-nabo, que es muy rica en potasio y muy apta para curar las enfermedades del hígado y de los riñones, tal como lo puso de manifiesto el padre de la medicina, el famoso Hipócrates (460- 375 a.C.) que elevó al apio al olimpo de las plantas medicinales más valiosas.
En la tradición medicinal de los frailes, el apio se empleaba para combatir el asma y la tos e incluso para disolver los tumores.
Estudios recientes han puesto de manifiesto que el apio es una hortaliza escasamente calórica, muy rica en potasio, hierro y calcio, y que produce grandes efectos diuréticos y depurativos del organismo, especialmente depurativo de las impurezas del tránsito intestinal, siendo especialmente apto para los que sufren retención de líquidos o bien que desean regular el colesterol.
Su peculiar sabor, un poco amargo, lo hace muy apreciado en el ámbito culinario, ya que puede consumirse crudo en ensaladas, cocido en caldos o desecado para usarlo como condimento de algunos manjares.
Los capuchinos siempre han considerado el apio como una de las verduras más saludables y nutritivas y hay que señalar que el apio es una verdura ideal para todos aquellos que quieren reducir su peso, pues activa el metabolismo.
Por Valentí Serra de Manresa
Fragmento de un artículo publicado originalmente por Catalunya Cristiana