La familia está agradecida por el precioso tiempo que tuvieron con su bebé y atesoran estas fotosLyndsay y Matthew Brentlinger estaban eufóricos el 17 de diciembre cuando nacieron sus dos mellizos: un chico y una chica. Hacía años que la familia Brentlinger intentaba tener hijos y les llenaba de emoción ver que, por fin, eran padres.
Sin embargo, en los meses finales de su embarazo, Lyndsey recibió la noticia de que uno de los mellizos moriría antes de nacer o poco después del parto. Según la web Good Housekeeping, “los médicos creían que el bebé varón, un mellizo, nacería mortinato, ya que habían descubierto anomalías en su cabeza”.
En una entrevista con Today, Lyndsay declaró: “Fue uno de los peores días de mi vida, cuando supimos que perderíamos a nuestro hijo cuando todavía faltaban meses de embarazo por delante, pero debido a ese tiempo que quedaba pudimos prepararnos (…) Tanto mi marido como yo tenemos una fuerte fe en Dios y, a través de la oración, sentimos Su amor, paz y apoyo”.
Superando las expectativas, el pequeño (William) nació junto a su hermana (Reagan) y, aunque vivió solamente 11 días fuera del útero, se le consideró un pequeño milagro.
Para ayudar a preservar el recuerdo del pequeño William, la familia Brentlinger contactó con la fotógrafa Lindsey Brown para una sesión de fotos de urgencia. Según explicó Brown a CNN: “Como faltaban pocos días para Navidad y no habían hecho una reserva con antelación, [Lyndsay] confiaba en que, dadas las circunstancias, haría una excepción”. Por fortuna, fue capaz de encontrar tiempo en su apretada agenda y acudió a fotografiar a los mellizos recién nacidos.
Para Brown, fue la sesión de fotografía más difícil de su vida, conociendo que el pequeño William no estaría mucho más tiempo en este mundo. Explicó a Good Housekeeping que “no podía creer lo perfectos que parecían los dos (…). William estaba tremendamente alerta, como si tratara de asimilarlo todo, mientras que la pequeña Reagan dormía y apenas abría los ojos. Todo el tiempo que estuve allí fue extremadamente agridulce”.
Los Brentlinger se sienten eternamente agradecidos por ese tiempo precioso que tuvieron con el pequeño William y le recordarán siempre con estas fotografías.
“Los días con nuestros dos bebés juntos en casa fueron increíbles (…). Nos esforzamos cuanto pudimos por centrarnos en disfrutar el tiempo que teníamos juntos y en crear recuerdos. Conseguimos que así fuera y sentimos como Dios nos bendijo con ese tiempo para conocer a nuestro hijo (…). Reagan sabrá de su ángel de la guardia especial y podrá ver el amor y el vínculo especial que comparten”.