Un sacerdote católico afroamericano muestra las contradicciones entre el racismo y la fe católicaEl Padre Bryan Massingale, profesor de ética, teología y sociedad en la Universidad de Fordham en Nueva York y autor del conocido texto La Justicia Racial y la Iglesia Católica (Orbis, 2010), ha escrito un artículo para la revista US Catholic que causará mucho impacto en medios católicos de Estados Unidos intitulado “El espantoso silencio de la Iglesia sobre el racismo”.
La reflexión del Padre Massingale, un sacerdote de color quien es Doctor en Sagrada Teología y sirve en la diócesis de Milwaukee, parte de la masacre de Charleston (Carolina del Sur), cuando Dylann Roof, entonces de 21 años de edad, mató a nueve personas afroamericanas mientras se encontraban al interior de una Iglesia.
Atrapado un día después por la policía, Roof (hoy sentenciado ya a pena de muerte) confesó que su crimen era, francamente, racista.
Roof, ¿actuó solo?
Para el joven supremacista blanco, los negros violaban a las mujeres blancas y estaban asumiendo el control sobre Estados Unidos por lo que se tenían que ir del país. Lo que quería propiciar con su matanza era –según confesó– una guerra racial y que muchos blancos imitaran su procedimiento.
La pena de muerte dictada por un tribunal federal en contra de Roof podría significar, dice el Padre Massingale, “que algunos encontrarán consuelo en el hecho de que pagará el precio por sus insensibles actos de odio asesino”.
En opinión del sacerdote, “eso sería demasiado fácil”. Y recordó, para el efecto, lo que dijo Martin Luther King Jr. durante la oración por cuatro niñas negras, que fueron asesinadas por un ataque blanco racista contra una iglesia en Birmingham en 1963: “No debemos preocuparnos sólo de quién los asesinó, sino del sistema, El modo de vida y la filosofía que produjo a los asesinos”.
Contradicción mayúscula
Más adelante, el sacerdote estadounidense da con lo que considera “una clave” importante a considerar del asesinato racista de Roof: en el diario personal del joven se encontró, además de todas las consignas racistas, un dibujo de Jesús. Pero “un Jesús blanco”.
Roof –dice el Padre Massingale—encontraba un Jesús “compatible con su intolerancia y odio”.
En el párrafo central del artículo, el Padre Massingale dice que Roof, en ese sentido, no es una aberración: “La verdad es que muchos cristianos blancos no encuentran ninguna contradicción entre su así llamada fe cristiana y sus angustias, temores y resentimientos acerca de la gente de color”, apunta.
Y más adelante señala que, con demasiada frecuencia nunca oyen tales angustias y resentimientos desafiados desde el púlpito o denunciados por sus ministros. “Rara vez escuchan sus bromas racistas, insultos y estereotipos y mucho menos sus comportamientos discriminatorios etiquetados como pecado por sus pastores”.
Silencio y complicidad
Según algunas investigaciones citadas por el sacerdote estadounidense, la mayoría de los católicos blancos no han oído una sola homilía sobre el racismo o la justicia racial en los últimos tres años.
Por lo mismo, el racismo de muchos católicos “es fomentado por el silencio de sus pastores y maestros”. Un silencio que se ha vuelto permisivo, paradójico, contradictorio y distante de la verdadera enseñanza de Jesús.
El silencio es una traición, recuerda el Padre Messingale citando a Martin Luther King. Y resume su postura pidiendo que, tras la sentencia de muerte en contra de Dylann Roof, haya una postura mucho más decidida de la Iglesia en contra del racismo no resuelto que infecta a tantos cristianos.
Hay que ver en este drama “una convocatoria para romper la silenciosa complicidad que traiciona nuestra fe en Jesús”, termina diciendo el Padre Massingale.
Con información de US Catholic (Faith in Real Life)