No parecen pasar de moda los piercing, igual que los tatuajes, especialmente entre los jóvenes. Al contrario. Por esto, los expertos del Hospital Pediátrico Bambino Gesù intenta proporcionar algunas indicaciones y a poner en guardia de los riesgos clínicos que pueden ocurrir en el caso de no respetar las precauciones y las normas higiénicas elementales.
1Infecciones bacteriológicas
Con el tatuaje y con el piercing se pueden transmitir infecciones bacteriológicas en la piel que alguna vez pueden entrar en la sangre y afectar también al corazón.
2Graves enfermedades
Se pueden transmitir también los virus de la hepatitis B y C y, en menor medida, el virus del Sida.
3Reacciones alérgicas
Un riesgo añadido son las reacciones alérgicas contra la tinta usada en el tatuaje y los metales del piercing. Particularmente temible es la alergia a la llamada “henna negra”, obtenida añadiendo a la henna un compuesto muy peligroso, la parafenilendiamina (PPD).
4Inflamaciones crónicas
El piercing puede causar, además de infecciones agudas, también inflamaciones crónicas que pueden provocar infecciones recurrentes. La formación de cicatrices o de queloides (lesiones cicatrizales, de dimensiones anormales y desfigurantes) es un riesgo concreto tanto del tatuaje como del piercing.
5¿Higiene? Como en el dentista
Las infecciones son la complicación más frecuente tanto del tatuaje como del piercing. El ambiente debería tener las mismas características higiénicas que la consulta del dentista.
6Manos lavadas y guantes estériles
El profesional debe lavarse cuidadosamente las manos y ponerse un par de guantes estériles (¡abiertos delante de ustedes!).
7Agujas y tubos
Deben ser de usar y tirar, o bien esterilizados en autoclave, con el envoltorio sellado, abierto ante ustedes.
8Tinta nueva
En caso de tatuaje, la tinta debe ser nueva (no reutilizada rellenando la botella).
9Nada de agua caliente
Después del tatuaje es necesario evitar la natación y los baños con agua caliente o prolongados durante unas semanas.
10A quiénes están contraindicados
Los piercing y tatuajes son particularmente peligrosos, y por tanto están contraindicados, en las personas con deficiencias cardíacadas, en los afectados de inmunodeficiencias o patologías crónicas, a quienes toman antiagregantes como la aspirina, inmunodepresores o anticoagulantes, en las personas con queloides y en las mujeres embarazadas.
11Cicatrización
Un vez colocado el piercing, es necesario cuidar con gran atención la herida hasta la cicatrización completa. Durante este periodo de algunas semanas deben practicarse lavados y desinfecciones. Dependiendo del lugar donde se inserte, la cicatrización puede tomar desde 4 semanas hasta 12 meses.
El piercing es reconocido por la mayor parte de los adolescentes como un símbolo de su cultura.
En Europa, la moda de los tatuajes y del piercing está en continuo crecimiento. En Italia, cerca del 20,3% de los chicos entre 12 y 18 años se ha hecho un piercing, con mayor incidencia en el sexo femenino (Encuesta Eurispes a 3.800 jóvenes).
Los tatuajes se obtienen inyectando tinta en los estratos profundos de la piel por medio de un aparato que hacer mover, a una velocidad de 50-3.000 rpm, un número variable de agujas montadas sobre un soporte.
El fenómeno del piercing parece satisfacer las necesidades evolutivas del adolescente según los cánones de la cultura contemporánea de la estética. Se convierte en un embellecimiento del cuerpo a la moda, que permite gestionar de modo creativo la compleja relación con el propio cuerpo.
Puede ayudar, además, a sentirse aceptado e integrado en el grupo de sus iguales, pero puede ser también un signo de expresión de malestar respecto del propio cuerpo.
Estudios en adolescentes con edad media de 16 años muestran que quienes desean y practican el piercing tienden a presentar relaciones conflictivas con su familia, rasgos temperamentales como tendencia a la impulsividad y búsqueda de nuevas sensaciones, comportamientos disfuncionales como la costumbre de fumar y el uso recurrente del alcohol.
Por el otro lado, tatuar la piel está ya muy difundido entre los jóvenes (y no solo), es indeleble como las experiencias, hace hablar al cuerpo con el lenguaje de los símbolos, tan frecuente en la adolescencia.
Comporta dolor, valor, sacrificio, como los rituales antiguos que marcaban el cambio de estatus o de pertenencia.