En la aterradora intimidad de los bolcheviques¿Quién desempeñó el papel decisivo en la Revolución bolchevique de 1917? Sin lugar a dudas, León Trotski, según responde, con documentos que lo avalan, Victor Loupan, reputado especialista en historia rusa y comunismo.
Su investigación, alimentada en especial por nuevas fuentes rusas y anglosajonas, entrega la primacía al fundador y primer jefe del Ejército rojo en la realización del golpe de Estado del 25 de octubre.
También saca a la luz la ayuda financiera, llegada principalmente desde el otro lado del Atlántico y de la que Trotski se beneficiará para la causa de la Revolución sin olvidar servirse a sí mismo generosamente.
Lenin se había beneficiado de la complicidad de los alemanes, quienes creyeron hacer una buena jugada al permitir a este agitador atravesar en plena guerra el territorio del Reich para ir desde Suiza hasta Rusia (el famoso episodio del “vagón sellado”).
Trotski, por su parte, tenía cuentas pendientes con los banqueros de Wall Street, empeñados en hacer caer el zarismo y acusados de ser responsable de los pogromos recurrentes en Rusia (el premio Nobel de literatura ruso Alexandre Soljenitsyne hizo justicia a favor del poder imperial a este respecto en su ensayo histórico Deux siècles ensemble (editorial Fayard, en francés), en el que muestra, por el contrario, el papel emancipador de los últimos zares con respecto a los judíos, el cual no deja de recordar al de Luis XVI antes de la Revolución francesa).
Sin embargo, Trotski no devolvió en absoluto el favor a sus financieros, ya que él también consideraba que “los capitalistas nos venderán la soga con la que les ahorcaremos”, según la célebre cita atribuida a Lenin.
Solo la Revolución movilizaba su energía y para tener éxito todos los medios eran buenos. Su carencia total de escrúpulos y de empatía lo sitúa, por así decirlo, por encima de Lenin en cuanto a la crueldad y la determinación por eliminar a todo adversario real o supuesto.
Aunque hoy aparezca como víctima a raíz de su exilio y posterior asesinato en México en 1940 bajo órdenes de Stalin, Trotski no fue menos despiadado que el “padre de los pueblos”. Pero frente al “hombre de hierro” Stalin, su arrogancia y su megalomanía le despojaron de toda prudencia y causaron su perdición.
Trotski, Lenin, Stalin, el trío infernal
Victor Loupan desmonta los resortes de este trío infernal y de sus cómplices que sumergieron a Rusia en una noche aterradora y luego a casi la mitad de los países del mundo, en todos los continentes.
Más que realizar un enésimo balance sobre el comunismo, la investigación de Loupan se centra en “la parte invisible”, las ayudas secretas, pero también los móviles psicológicos y cuasi místicos que permitieron, contra toda probabilidad y a menudo contra toda lógica, a un puñado de hombres apropiarse de la Rusia imperial, trayendo desgracia, servidumbre y larga agonía a cientos de millones de hombres, mujeres y niños.
Una historia que continúa en nuestros días bajo otras formas: “Al igual que los yihadistas modernos, los revolucionarios rusos amaban la muerte. (…) Morir por la revolución es el más supremo y sublime de los sacrificios. Matar por la revolución es la más magnífica de las transgresiones”. Esta investigación se lee como todo un thriller.
Une histoire secrète de la révolution russe, por Victor Loupan, Éditions du Rocher, 195 págs., 17’90 euros.