Ante la postura provida y contra los migrantesEn su columna “Fe y Razón” de esta semana, el sacerdote mexicano Luis-Fernando Valdés hace una reflexión muy importante sobre los dilemas que presenta la postura pro-vida de la actual presidencia de Estados Unidos y su constante diatriba en contra de los migrantes, no solamente mexicanos o centroamericanos, sino ahora también en contra de los refugiados de siete países de mayoría musulmana.
¿A favor de la vida y en contra de la paz?
El sacerdote, perteneciente a la Prelatura del Opus Dei en México recuerda que una vez concluidos los ocho años de la “era Obama”, se realizó en Washington el pasado mes de enero, una gigantesca manifestación a favor de la vida, apoyada por el presidente Donald Trump y por importantes políticos republicanos.
Fue una marcha apoteósica pero el padre Valdés se pregunta: “¿cuál es el riesgo de que un gobierno comprometido con la vida esté vinculado al muro fronterizo y a las amenazas a la paz?”
La marcha por la vida fue encabezada, por primer vez en la historia, por un vicepresidente de ese país, Mike Pence, quien arguyó que la defensa de la vida “está ganando nuevamente en Estados Unidos”.
En opinión de Pence, orador huésped de la marcha, que también contó con la presencia del arzobispo de Nueva York, el cardenal Timothy Dolan, la lucha contra el aborto en esa nación “vive un momento histórico”.
El propio presidente Trump mandó un tweet diciendo que era una marcha “importantísima” y que todos los manifestantes tenían su “pleno apoyo”.
La política por encima de la biología y de la ciencia
Sin embargo, dice el sacerdote mexicano, este apoyo y esta tutela de la vida corre el riesgo de desarrollarse “principalmente en el plano político”, lejana a las indagaciones biológicas y a las evidencias de la ciencia (que no poseen partido político ni nacen de una opción de poder).
Y agrega el padre Valdés en su reflexión, publicada en varios medios mexicanos: “El gran problema de politizar la defensa de la vida es que las legislaciones, tanto favorables como contrarias al nascituro, dependerán siempre del partido en el gobierno, en vez de obedecer a la verdad biológica: que desde la concepción hay una vida humana”.
Para el padre Valdés la vida no puede depender de que sea un asunto de popularidad política. Y añade: “Sería terrible que los defensores de la vida tengan que pagar hoy el precio del atropello de los migrantes, y sería peor que un futuro algunos electores que voten contra Trump tengan que aceptar el costo de una legislación contra la vida”.
En la postura del sacerdote y articulista mexicano, “hay que consolidar que la vida del nascituro no dependa de los cambios políticos”.
Termina diciendo que aunque esta marcha por la vida llevada a cabo en Washington fue una victoria pro-vida, conlleva en sí misma un gran riesgo: “que la argumentación legal se polarice en ideología y deje de lado los datos objetivos sobre la vida”, puesto que los bebés “deberían estar siempre protegidos en el seno materno, sin importar quien gobierne”.