Deja ir la ansiedad, la negatividad y la culpa con estas sencillas técnicas de salud espiritualNo importa en qué momento estemos de la vida, ya estemos profundizando en nuestros estudios o dejando a los niños en el colegio, todas podemos coincidir en que encontrar tiempo para cuidar de nosotras mismas es de vital importancia.
Sin embargo, aunque todas lo sabemos, la mayoría de las mujeres dedicamos tiempo de forma regular a nuestro cuidado y atención personal. En vez de eso, nos ponemos a nosotras mismas en un segundo plano y cuidamos primero de las necesidades de todos los demás. Y aunque pueda ser heroico a veces, también es perjudicial; es dañino para la salud pasar por alto las necesidades de nuestro cuerpo.
Así que cuando leí hace poco las reflexiones de Natascha Chtena sobre el cuidado personal, sentí que me estaban abriendo los ojos. Al instante me di cuenta de que su consejo era algo que muchas mujeres (yo incluida) necesitamos profundamente: sobre cómo aliviar nuestros sentimientos de culpa y cómo animarnos a tratarnos mejor. Puede que Natascha todavía esté sacándose el doctorado en estudios sobre información, pero a mí ya me está enseñando algunas lecciones de gran valía.
Según escribe: “En esta cultura tan acelerada, ¿cómo podemos mejorar en nuestro cuidado personal, física, mental y espiritualmente? A menudo escuchamos consejos como ‘come comida de verdad’, ‘haz ejercicio regularmente’ y ‘duerme lo suficiente’, pero creo que la cuestión va más allá”. Y entonces continúa ofreciendo una serie de consejos sobre cómo practicar la compasión con nosotras mismas, especialmente cuando nos sentimos frustradas o agotadas.
Aunque Natascha dirige sus ideas sobre el cuidado personal a sus compañeras estudiantes universitarias, sinceramente creo que sus consejos podrían aplicarse a cualquier mujer en cualquier etapa de su vida.
Aquí encontraréis cuatro consejos, adaptados de la lista de Natascha, que se centran más en los aspectos espirituales de tratar a todo vuestro ser, tanto físico como espiritual, con bondad.
Ten misericordia de ti misma
A veces puede resultar más sencillo tener compasión de los demás que de una misma. Es posible que estés dando a otras personas segundas, terceras o incluso infinitas oportunidades, pero a tus propias acciones y pensamientos les das muy poco margen de error. Cuando cometes errores, ¿los reproduces una y otra vez en tu cabeza y encuentras nuevos detalles cada vez en los que también ves que te has equivocado? Es un sentimiento común, pero no es saludable.
El primer paso en el cuidado espiritual es darse cuenta de que todas cometemos errores y no pasa nada por no ser perfectas. Si eres creyente, ten siempre en mente que Dios es más grande que nuestros errores y problemas. Y el primer paso para aceptar Su perdón es ser misericordiosas con nosotras mismas y reconocer que necesitamos ayuda con nuestro propio cuidado concediéndonos permiso para ser humanas.
Al final de cada día, haz memoria de las cosas buenas que tienes
A veces la vida es tan ajetreada que el único momento que le queda a una para pensar sobre una misma es a final del día, tumbada en la cama. Puede ser fácil caer en un hábito de negatividad, castigándote con minuciosidad por todo lo que has hecho mal ese día y pensando en lo que podrías haber hecho mejor.
En vez de eso trata de pensar en las veces que has sido bendecida a lo largo del día. No tienen por qué ser momentos extraordinarios. Pueden ser cosas sencillas, como una avenida con todos los semáforos en verde camino del trabajo, o que tu marido haga la cama por la mañana. Aquí tienes una forma sencilla para empezar: comparte en tu perfil de redes sociales las pequeñas cosas por las que te sientes agradecida cada día.
Cuando eres capaz de encontrar dicha hasta en los momentos más pequeños, estás aprendiendo a encontrar la bondad y la gratitud en todos tus días. Y después de toda esa práctica viendo lo bueno de la creación, puede resultarte más fácil aprender a aplicar esa lente de bondad y gratitud para ti misma. Y cuando te sientas mejor contigo misma, estarás más dispuesta a hacer cosas que son buenas para tu cuerpo, como hacer ejercicio físico y mantener una buena alimentación.
Sé consciente de que eres única
¿Crees en Dios? Él cree que eres inteligente. Sabe que eres única y que no hay nadie más como tú. Él pensó en ti desde el origen de los tiempos. Nunca eres demasiado para Él y siempre eres suficiente para Él. Él te creó y llamó buena. Vales más que tus días malos y que tus días de desmoronamiento y de llorar en el suelo del baño. Todas hemos pasado por ahí, y Él nos ama. En los días que te centres en tu cuidado, no olvides centrarte en el que más cuida de ti y te ama y te conoce más que tú te amas y te conoces a ti misma.
No te sientas culpable por tomar un día libre
En su libro Tiempo para Dios, el sacerdote Jacques Philippe explica: “Es un punto digno de destacar. La oración mental no debería verse como algo excepcional, algo que se hace en un tiempo arrebatado a otras actividades, sino que debería convertirse en un hábito, parte del ritmo normal de nuestras vidas, de forma que su lugar nunca se cuestione, ni siquiera un día”.
El tiempo que pasamos alejadas del estrés de la vida diaria no es algo por lo que debamos sentir vergüenza o culpa. De hecho, ese tiempo al margen es esencial para nuestro bienestar y cuidado personal. Según prosigue el sacerdote Jacques Philippe: “La oración mental debería convertirse en un acontecimiento diario tan vital para nosotros como el ritmo básico de la existencia. Debería ser la respiración de nuestras almas”. No te sientas culpable por querer tomarte un tiempo de descanso y dejar que tu alma, simplemente, respire.