Un concepto simple pero maravilloso: vende un par de zapatos hoy y dona otro mañana Dicen que la moda es pura superficialidad, pero si nos podemos ahondar un poquito, podremos encontrarnos casos magníficos como éste.
Hace 11 años, el estadounidense Blake Mycoskie (que en ese entonces tenía tan sólo 30 años) viajó a Argentina de paseo. Su idea era jugar polo y disfrutar de los paisajes, pero en su visita al norte del país, vio a varios niños en estado de pobreza extrema, la mayoría de ellos descalzos y con heridas en los pies.
Fue algo que realmente lo conmovió y se reunió con algunos trabajadores sociales de la zona para ver qué podía hacer para ayudar a esos chicos, al mismo tiempo que conocía el calzado más típico de la localidad: las alpargatas.
Fue así que Mycoskie creó TOMS Shoes (cuyo nombre hace referencia a la palabra “Tomorrow” en inglés, que significa “mañana”), una empresa dedicada a producir diferentes tipo de alpargatas que pueden costar entre $40 y $120. ¿Por qué tan alto el precio? Pues porque por cada par que la compañía vende, se dona uno exactamente igual a un niño necesitado de Argentina o África.
En una entrevista que le hizo Bill Clinton, el joven empresario confesó que prefirió crear una empresa en lugar de una ONG por temas de sustentabilidad: “Si hubiésemos sido una ONG dependeríamos de donaciones y quizás gente que me donó el primer año al segundo no lo hubiese hecho porque habrían elegido otra causa”.
Asimismo, agregó que él no invierte casi nada en publicidad justamente para que su empresa (que no deja de ser su negocio) dé ganancias aún cuando también haga un bien social.
Pero aunque ha donado más de 40 millones de pares de zapatos, son muchos expertos en economía que lo han criticado. Por ejemplo, en el 2014 Forbes citó a un profesor de economía de NYU que aseguraba que era “la peor obra de caridad en desarrollo”, pues no atacaba el problema de raíz e, incluso, podía llegar hasta afectar la producción de zapatos de cada región.
Mycoskie tomó ésta y otras de las críticas con mucha humildad y, de hecho, aceptó que tenían razón en ciertos aspectos y tomó nuevas medidas, como por ejemplo, crear una empresa de manufactura en Haití que sólo contrate a residentes de la isla. Además, ha traslado su filosofía de “One for One” (Uno por Uno) a otros rubros, como lentes de sol y hasta agua potable.
Igualmente, han surgido nuevas iniciativas que se han inspirado en el concepto de TOM´s, como es el caso de Mealshare, una compañía canadiense que ayuda a alimentar a los más necesitados mediante una cadena de solidaridad entre distintos restaurantes y sus comensales.
¿Se imaginan que todo lo que lleváramos puesto a diario, además de generarle empleo a alguien, fuese de ayuda para una persona necesitada? La semilla ya fue sembrada.