Un trabajo audiovisual que trasciende fronteras y que cuenta historias peruanasLos pastizales del valle, el mercado de Pisac y el bosque de sal o Sal de Maras, un poblado donde la sal florece de las montañas ubicado al oeste de la región Cusco, fue el escenario perfecto para crear “Aya”, primer cortometraje escrito y producido en quechua que se muestra al mundo.
De retorno a Lima durante su vuelo de 12 horas procedente de España, Francesca Cánepa, dio vida al guion de la historia. Terminaba de estudiar cine en Francia y de concluir el master en España. Su ópera prima debería tener un protagonista.
Su proyecto final del master encontró a su mejor protagonista en Randy Pillco, un niño de 9 años, quien andaba merodeando por un hotel en Cuzco. Francesca, directora del corto, soñaba con lograr una producción en quechua, que pudiera devolverle la vida al cortometraje en el Perú.
La inocencia de un niño en pantalla gigante
Era el tributo que le tenía preparado a su abuela materna y a su nana quienes fallecieron en 2010. Mamá Rosa y Norma permitieron darle vida a esta historia, narra Francesca para la televisión peruana. Después de 25 años este es el primer cortometraje peruano que se estrenó en las salas del cine el 26 de enero junto a la película “El Soñador”.
Randy, de 9 años jamás imaginó que sus expresiones, sus gestos, algunos silencios y sobre todo, el tener a su madre Bernardina Huamán enferma, serían los requisitos para que se convierta en el protagonista de esta historia.
El niño trabaja en un enorme salar del cusco. Y es que su madre, una mujer de la comunidad de Misminay a una hora de Urubamba acababa de morir. Para cumplir su última voluntad, en la historia, este niño de 10 años debe reunir un dinero y llevar música a los funerales de su madre.
Este actor que nunca supo de luces ni de cámaras pisó la ciudad de Lima. Era la primera vez que visitaba la capital del Perú. Randy conoció el cine y el mar por primera vez “¿Podría haber algo más hermoso?”, se preguntaba Francesca. “Habíamos logrado llevar a la pantalla gigante la inocencia de un innato actor peruano”.
El sueño del corto peruano
Ambientado en las montañas del Urubamba, el corto de nueve minutos, es un drama con mucha carga onírica. Para el peruano Adrián Saba, director de “El Soñador” (película que sirve de antesala al corto) es hora de devolverle visibilidad al cortometraje en el país. “Hay mucho talento que se quedó oculto en los cortos por años”, compartió el cineasta para el diario La República.
Justamente, para promover esta iniciativa el equipo de soñadores integrado por Saba y Carolina Denegri (productora) prepararon un concurso denominado “Solo para soñadores”. La idea era sacar al corto de su encierro, de los circuitos universitarios o de los festivales, y devolverlo a las salas de cine peruano. “Aya” cumplía todos los requisitos.
“Alma”, es lo que significa “Aya”, film que ha sido galardonado como la mejor ópera prima en el “Festival Filmocorto 2016”, además de haber sido ganador del concurso nacional de cortometrajes del ministerio de cultura que se organizó en Perú.
Este trabajo audiovisual será presentado en el Festival de cine de Guadalajara, además la producción peruana llegará en mayo al Festival de cine de Cannes.
Transmitir lo que se vive al interior de las regiones peruanas, promover el interés por colocar en este formato audiovisual las vivencias de las comunidades indígenas es lo que se intenta rescatar. Dar vida a los cortos peruanos es la mayor hazaña de este equipo de jóvenes cineastas.