La falta de agua está generando varios estragos en el país sudamericano Arthur Heleodoro Covre es un agricultor de la zona norte de Espíritu Santo (Brasil). Hace poco contó su situación a la agencia Bloomberg y señaló que debido a las restricciones para los riegos en su localidad -a raíz de falta de agua- solo pudo resguardar el 30% de sus cultivos, que en total representan más de 2.500 hectáreas de café robusta.
El año pasado en la zona había resurgido la esperanza con respecto a la recuperación ante el clima seco. Pero nada de eso sucedió y se volvieron a poner limitaciones. Por ende, ya de antemano este productor, perteneciente a la quinta generación dedicada a la tarea, preveía un déficit en la cosecha.
¿De principal productor mundial de café a tener que importarlo?
Decirle a un brasileño que su país está realizando gestiones para importar café hace poco tiempo hubiera parecido descabellado. Sin embargo, ya no lo es, sino que se trata de un hecho histórico.
Luego de siglos cultivando este grano sin mayores inconvenientes, en estos días la industria, a pesar de la resistencia generada desde el propio gobierno, salió a pedir auxilio y pedir la compra de café en el extranjero para hacerle frente a la falta de zafra.
Para los productores esta medida no es fácil y alegan que hay reservas suficientes.
Pero la sequía no solamente genera inconvenientes para el café –a pesar de que el tema de la importación fue el que tomó mayor protagonismo en los medios- y la zona cafetalera del sureste del país, sino que va más allá y se extiende a otros sectores como el ganadero, donde en algunos casos el panorama también comienza a ser desolador.
“El nordeste brasileño sufre la peor sequía en un siglo”, alertaba Globo hace poco.
Los estados más afectados son Ceará, Rio Grande do Norte, Paraíba y Pernambuco, agrega el sitio MDZ.
Según el Ministerio de Ciencia y Tecnología, los pronósticos dan cuenta de que la falta de agua en la región prosiga hasta el mes de abril, algo que seguiría agudizando los impactos negativos.
“Eso implicará severos impactos en la agricultura y la ganadería y en el abastecimiento de agua para la población“, concluía.
Y una vez más aparece el verdadero problema de fondo, el que tiene que ver con el hombre y los efectos negativos de la falta de agua, algo que incluso generó una fuerte reflexión del Papa Francisco con respecto al tema, quien sostuvo que el respeto a este recurso natural es una condición para el ejercicio de los demás derechos humanos, además de advertir de “si no estamos en camino hacia la gran guerra mundial por el agua”.
En tiempo de escasez del recurso es saludable tener presentes estas palabras. Es por todo esto que la sequía en varias regiones de Brasil se ha transformado en un tema a considerar y que no se agota haciendo foco en el café.