Recibió un regalo especial que le permitió disfrutar de la travesía cual auténtico niño chiquito¿Qué podría tener de asombroso el vínculo entre un abuelo y un avión? Quizás a priori no suene muy novedoso, pero si poco a poco empiezan a aparecer factores como 102 años, primer viaje, sueños y el amor familiar la situación comienza a cambiar.
Efectivamente, Libardo Ocampo Velásquez, de 102 años, pudo cumplir con un sueño muy especial, viajar por primera vez en avión, gracias a la generosidad de su familia, principalmente de sus tres hijos.
El punto de partida fue la confesión del propio Libardo, quien en una oportunidad expresó lo siguiente mientras acompañaba a unos familiares a un aeropuerto: “Pensé que me iba a morir sin montar en un avión”.
Rápidamente, el esposo de una de sus nietas tuvo la ocurrencia de escribirle a una aerolínea una carta titulada: ‘Abuelo de 102 años quiere cumplir su sueño de viajar en avión’.
Y así fue. La aerolínea colombiana Wingo le regaló recientemente a este abuelo un viaje hacia la localidad de San Andrés junto a un acompañante.
“Cuando me subí al avión sentí como cierto recelo, después me parecía que estaba en la sala de mi casa, me paré, charlé con toda la gente, que se reía de mis ocurrencias”, expresa el abuelo, que se caracteriza por un gran sentido del humor.
A propósito de esto, comentó una de sus hijas, Soledad, en un reportaje de El País de Cali: “Se la pasa cantando, silbando, es muy positivo, creyente en Dios, sus oraciones no le faltan. No molesta para nada. Se baña, tiende su cama”.
El viaje representó una auténtica aventura. “Viajar fue una experiencia muy bonita, muy bella, muy encantadora. Todo fue nuevo y misterioso para mí. Me encantó el salmón, el trato de la gente, todos me decían ‘aquí nos llegó el de 102 años’”, añadió.
Libardo es viudo, pero tiene en su familia, tres hijos y varios nietos, un auténtico sostén. Siempre estuvo vinculado al servicio público como inspector de policía, alcalde y hasta profesor.
Pero los sueños de este abuelo no se agotan con el viaje en avión, pues su próxima meta es poder publicar un libro de poesías. Al menos, ya tiene cosas escritas, entre ellas, su “oración al anciano”.
“Siento que el día está terminando y que yo no puedo ayudar a los demás porque estoy viejo. Bendice mi vejez, Dios todopoderoso, déjame sentir que el anochecer de mi vida tiene su claridad y su calor amable (…)”.
Ahora quizás se entienda mejor por qué esta historia que mezcla abuelo, avión y sueños puede sonar atractiva.