“Cuidado que no estemos sosteniendo una falsa esperanza”, afirma el arzobispo de WashingtonEl cardenal Donald Wuerl, arzobispo de Washington, en reunión con los editores del periódico The Washington Post afirmó, en torno a las recientes acciones de inmigrantes indocumentados que se han refugiado en iglesias de diferentes denominaciones cristianas para evadir su posible detención, que los valores de la Iglesia católica obligan a oponerse a la expulsión de las personas que ya viven en Estados Unidos.
Sin embargo, pidió “ser cautelosos” acerca de la idea que se extiende en todo el territorio de la Unión Americana de que las iglesias que actúen como santuarios para los que tratan de evitar la deportación. “Cuando usamos la palabra *santuario*, tenemos que tener mucho cuidado de que no estamos sosteniendo una falsa esperanza”, dijo el arzobispo de la capital de Estados Unidos.
El espíritu de la cautela que pide el cardenal Wuerl viene de la inseguridad de que las iglesias puedan garantizar jurídicamente la protección de personas que pudieran estar fuera de la ley. “Crear falsas esperanzas”, dijo el purpurado a los editores del rotativo capitalino, es decirle al refugiado que ahí “la ley no aplica para él”, lo cual no quiere decir –añadió Wuerl—que la Iglesia católica deje de ser una voz a favor de los derechos humanos de los inmigrantes y de sus familias.
Es una de las primeras declaraciones después de que la semana pasada la mexicana indocumentada Jeanette Vizguerra (45), madre de cuatro hijos y quien tenía presentarse para el registro de entrada en la oficina en Denver (Colorado) del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE), se asiló en los bajos de un templo de la Primera Sociedad Unitaria tras serle denegada su solicitud de suspensión de deportación que había pedido a través de su abogado.
Por lo demás, Wuerl reafirmó, ante los editores de uno de los tres periódicos más influyentes de Estados Unidos que cuando se llega, en la Iglesia católica, al tema de la inmigración, la respuesta será siempre la misma: “¿qué no se supone que somos gente (los estadounidenses) especialmente acogedora, sobre todo con aquellos que huyen de la persecución?”
La chispa del miedo
El prelado tampoco compartió la declaración del presidente Trump sobre dar prioridad a los refugiados cristianos sobre los musulmanes. Para el cardenal Wuerl si bien es cierto que los católicos han estado mucho tiempo preocupados por la persecución de los cristianos por el Estado Islámico, también lo es que “Estados Unidos debe ser tan abierto a los musulmanes como a cualquier otra persona que sufre persecución”.
La principal preocupación de la Iglesia católica estadounidense recae, dijo Wuerl, sobre los inmigrantes indocumentados que viven en Estados Unidos –muchos de los cuales son católicos hispanos- que tienen miedo de que puedan ser deportados. Una cosa es hablar de seguridad en las fronteras y de soberanía y otra es el trato que se les debe dar a los indocumentados que ya se encuentran en Estados Unidos: “A las personas que están aquí y ahora, tenemos que tratarlos como hermanos y hermanas”, subrayó el cardenal.
Lo cierto es que las redadas contra indocumentados –una de ellas grabada por la hija de 13 años de un padre de familia mexicano que fue aprendido por el ICE en Los Ángeles cuando la llevaba a la escuela—han prendido la chispa del miedo en Maryland, en Virginia, en California y en todo el país. Quizá a este miedo es al que se refería el cardenal Wuerl cuando pidió que a los indocumentados que están ya en Estados Unidos, se les trate “como hermanos y hermanas”.