Diane Foley cuenta cómo la familia superó el sufrimiento de perder a su hijo a manos del ISISLa muerte de James Foley fue una de las decapitaciones del grupo Estado Islámico con más repercusión mediática, después de que ganaran control de grandes áreas de Irak y Siria en 2014. El fotoperiodista estadounidense permaneció rehén de Daesh desde noviembre de 2012 hasta su asesinato en agosto de 2014.
Su decapitación afectó personalmente al papa Francisco, que telefoneó a los padres de Foley para expresar sus condolencias, sus oraciones y su cercanía.
La madre de Foley por fin ha tenido la oportunidad de agradecer personalmente al papa Francisco por su apoyo.
Diane Foley, que dirige una fundación establecida en honor de su hijo, fue a Roma a promocionar un documental sobre la vida de su hijo, según informa Religion News Service. Se reunió con el papa después de asistir a misa en la residencia de Santa Marta en el Vaticano el pasado viernes 3 de marzo.
“Fue un regalo enorme poder estar en presencia de un hombre tan santo”, contaba Foley el lunes a RNS. “No había tenido ocasión de darle las gracias. Para mí fue algo profundo”.
Foley declaró que su familia se conmovió profundamente cuando el papa les llamó hace dos años y medio. “Fue algo muy hermoso que nos llamara para decirnos cuánto lo sentía y que nos tenía en sus oraciones y que Jim había sido un auténtico mártir”, explicó Foley.
Pero el pontífice fue solo “una de las buenas personas entre los varios centenares de buenas personas que nos apoyaron tras la muerte de Jim”, explicó Foley. “Él fue una de esas voces de amor. Me conmovió enormemente”.
James Foley tenía 40 años cuando desapareció. Sus captores exigieron un pago por su rescate de 132’5 millones de dólares, pero los Estados Unidos no permiten pagos de este tipo, para no alentar más secuestros. Daesh declaró que la ejecución de Foley era en represalia por los ataques aéreos de EE.UU. sobre posiciones de Daesh al norte de Irak.
Un documental reciente de la cadena HBO, Jim: The James Foley Story, se centra en las dos preocupaciones primarias de la vida de Foley: su fe y su vocación de ayudar a los demás. Tras criarse en el seno de una familia católica de Rochester, New Hampshire, se ofreció voluntario en Teach for America, un programa que recluta graduados universitarios y profesionales para educar en comunidades rurales y de barrios urbanos desfavorecidos.
Pero para él el periodismo era una vocación. Algunos de sus colegas aseguran que trabajaba sobre el terreno para ayudar a arrojar luz sobre el sufrimiento de las personas.
Esta vocación no era sin riesgos. En 2011, Foley fue retenido durante 44 días por unos secuestradores en Libia. Más tarde describió cómo tanto él como sus compañeros cautivos rezaban el rosario para mantener sus esperanzas y su santidad en aquel momento.
“Llevó un largo tiempo, casi una hora, contar 100 Avemarías con mis nudillos”, relató Foley, “y me ayudó a mantener mi mente centrada”.
“Después de ser liberado de la prisión en Libia, volvió a Marquette para hablar a los estudiantes”, recordaba Bill Thorn, un profesor de la Universidad de Marquette, alma mater de Foley, en una entrevista para Aleteia poco después de la ejecución. “Habló sobre la importancia del periodismo y de tratar con los tipos de pobreza y los tipos de tragedia que los humanos sufrían en Libia, porque él había documentado esas cosas (…). Probablemente por eso fue arrestado y encarcelado en Libia”.
Al igual que su hijo, Diane Foley afirmó que su fe la había ayudado a afrontar el trauma de perder a su joven hijo.
“Sin mi fe no sé si podría haber sobrevivido, si soy sincera”, confesó. “Me ha ayudado a seguir adelante. El que el líder de la fe católica haya contactado conmigo me llena de humildad cuando pienso en todas las tragedias del mundo”.
Su fundación James W. Foley Legacy Foundation lucha por la seguridad y la protección de los periodistas y por la vuelta a casa de los rehenes estadounidenses en el extranjero.