Una alternativa al consumo de carne que se está convirtiendo en un producto de consumo cada día más frecuente Compuestas de soja, seitán, cereales como la avena, el arroz, el trigo o incluso con legumbres secas como la quinua o las lentejas: las hamburguesas vegetales se asemejan a productos cárnicos, aunque no contienen ni una pizca de carne. Ecológicas o no, se han impuesto en las secciones de productos frescos de los supermercados.
Sin embargo, ¿representan de verdad una alternativa concreta y buena para la salud, según aseguran los fabricantes, o se trata simplemente de un truco de marketing?
La revista francesa 60 millions de consommateurs nos ayuda a verlo más claro. Los productos a base de soja, de tempeh o de seitán aportan una cantidad de proteínas casi equivalente a la de un filete animal (20% de proteínas por cada 100g, de media) y los productos a base de cereales o leguminosas no llegan a aportar más del 6 o 10% de proteínas. Esta información puede variar en función de las marcas.
Pero quien dice cantidades similares de proteínas no dice necesariamente calidades idénticas. De hecho, ninguna proteína vegetal aporta, por sí misma, los nueve aminoácidos esenciales para que el organismo administre su funcionamiento (encimas, músculos…). Así que las hamburguesas vegetales no bastan, ya que a nivel micronutricional, no cumplen con los criterios. Menos ricas en hierro y, por el contrario, con frecuencia, más ricas en sal. Para una alimentación vegetal proteica satisfactoria sería necesario combinar en el plato proteínas vegetales de diferentes orígenes (por ejemplo: féculas + leguminosas). Por tanto, es mejor cocinar féculas y leguminosas para garantizar un aporte correcto, satisfactorio y rico en fibras naturales.
Para los incondicionales a las hamburguesas vegetales, así como para los flexívoros (que optan por una alimentación sana con base en productos locales), o para los neovegetarianos o los que respetan al dedillo las recomendaciones de los organismos de seguridad alimentaria y alimentación, se imponen algunas precauciones, ya que, al consumir estos productos se pueden ingerir también sustancias perjudiciales: para simular la textura cárnica, todas estas hamburguesas contienen espesantes (como los carragenanos, que están clasificados como “posibles cancerígenos” por el instituto de investigación contra el cáncer), gelificantes, aditivos, conservantes y hasta colorantes…
No es todo tan “natural” como alardea el envase. En todo caso, es importante leer detalladamente las etiquetas y elegir preferentemente los productos ‘bio’.