El fervor eucarístico les llevó a dar su vida, 50 años después se les recuerda como héroesUn incendio consumía la iglesia de San Felipe Neri de la ciudad de Rochester (estado de Nueva York) el 20 de febrero de 1967.
Al ver el fuego, el párroco, George Weinmann, de 77 años, entró en el templo en llamas. Quería preservar su tesoro más valioso: la Eucaristía, guardada en el Sagrario.
Rápidamente, la religiosa Lilian Marie McLauglin, maestra de la escuela parroquial, con 26 años recién cumplidos, entró también en la iglesia para ayudarle.
Lograron resguardar, en un confesionario, el cáliz con las hostias, pero no su propia vida.
A causa del fuego, la religiosa murió la tarde de aquel mismo lunes, y el sacerdote dos días después.
50 años más tarde, eran recordados como héroes en una multitudinaria misa conmemorativa presidida por el obispo de Rochester, Salvatore R. Matano, el 26 de febrero de 2017.
“Oramos para que, a imitación de la hermana Lilian Marie y el padre George Weinmann, podamos decir ‘No soy yo ya quien vive, sino Cristo quien vive en mí”, dijo Matano.
Entre las numerosas personas que participaron en la celebración, había familiares de los dos fallecidos, y miembros de la antigua parroquia San Felipe Neri, informó Gaudium Press.
Existe una enternecedora anécdota relacionada con este acontecimiento, ocurrida hace 25 años en la parroquia de Santa Cecilia en Irondequoi.
Aquel día, el sacerdote predicó sobre este testimonio de fervor eucarístico. Casualmente, había asistido a esa misa el bombero que sacó del templo el cuerpo sin vida de la religiosa, tras permanecer años alejado de la Iglesia por la angustia que le produjo el suceso.
En ese momento, el bombero recobró la paz y comprendió el sentido del sacrificio de la religiosa, que describió, con gran sensibilidad, en una poesía titulada “Sostuve un ángel en mis brazos”.