Promueve la conservación de las aves y deja una enseñanza para los visitantes “Los niños son nuestro público objetivo. Son ellos quienes deben comprender que las aves rapaces no son un peligro para los humanos y que, al contrario de lo que muchos piensan, realizan un control natural que evita la sobrepoblación de roedores, por ejemplo, evitando así la propagación de enfermedades.”
Estas palabras pertenecen al holandés Joep Hendriks -en diálogo con El Telégrafo de Ecuador-, el creador hace más de 10 años del centro ubicado en la localidad ecuatoriana de Otavalo, cuyo amor por las aves lo llevó a denominar el sitio Parque Cóndor.
Lindero al impactante volcán Imbabura, el Cotacachi y el lago San Pablo, este majestuoso lugar se ha transformado en un verdadero centro turístico, principalmente para aquellas personas curiosas con el tema aves y ávidas por tener experiencias de vuelos de exhibición, etcétera.
“Somos parte de un colectivo que se interesa en el turismo de aventura y conservación. Durante nuestro recorrido hemos visitado varios países de América del Sur, y en Ecuador esperamos visitar la mayor cantidad de lugares, pues sabemos que este país tiene una gran diversidad de flora y fauna”, expresa a ese medio una de las tantas turistas que se acercan al lugar.
En el lugar habitan unas 18 especies, entre las que se destacan cóndores, águilas arpías y búhos.
Las especies que suelen albergarse en el parque habitualmente son rescatadas del cautiverio ilegal o de ambientes inadecuados, destaca el sitio oficial del parque.
“A veces existen casos de maltratos y al llegar al Parque Cóndor las aves encuentran un refugio donde pueden permanecer tranquilas o recuperarse para ser liberadas”, prosigue.
El propio Hendriks confirmó que en el lugar hay una clínica veterinaria donde llegan las aves rescatadas.
“Allí se evalúa la condición del animal para ver si, después de brindarle los cuidados necesarios, puede ser reinsertado en su hábitat natural. De ser así, el ave jamás tendrá contacto directo con la gente, para evitar que se acostumbre al cuidado humano”, expresa.
Entre las actividades más atractivas del lugar está la exhibición de vuelo, una manera de mostrar las aves a los visitantes, al tiempo que un integrante del parque explica las características de la misma y su rol en el equilibrio del ambiente.
Un ejemplo de ello es Escandalosa, una de las águilas rescatadas por el Ministerio del Ambiente después de vivir mucho tiempo en cautiverio. En su caso, se ha acostumbrado a la presencia de humanos y en ellos buscará siempre colaboración para encontrar alimentos, concluye El Telégrafo.
De esto se trata el espíritu de este parque, de seguir siendo un lugar de referencia para los amantes de las aves y al mismo tiempo un lugar que brinde una instancia de aprendizaje tanto para los niños como para los adultos, en definitiva, una invitación a volar y soñar.