Varios internos del penal Cristo Rey (Perú) se graduaron como diseñadores de moda Detrás de las rejas de una ventana Segundo Álamo imagina el próximo diseño de un vestido. “Aquí los muchachos son más perfeccionistas que las chicas”, comenta Milagros Zarbe, una de las maestras voluntarias del programa “Moda con amor”. Los mejores vestidos de flores, con encajes, de colores vivos, la confección de blusas, ternos, pantalones, carteras, están detrás de las rejas. Todos confeccionados por manos de los chicos.
Y es que estos hombres acusados de hurto, violación de menores, tráfico de drogas entre otros delitos, cuando se sientan detrás de las máquinas remalladoras, puntada tras puntada, vuelven a hilar su futuro. Ellos acaban de convertirse en los primeros internos graduados en el taller de diseño de modas del penal “Cristo Rey” de Cachiche, en la región Ica, ubicado al sur del país.
El cielo se iluminó dentro del encierro. Aquella noche, la pasarela se había instalado en el reclusorio, donde actualmente viven más de 4.200 presos, según el Instituto Nacional Penitenciario (INPE), diseñado solo para 1.400 internos.
Vestidos con historia
Era la primera vez que los internos veían el cielo de noche. Era una noche de gala sus diseños serían mostrados en una pasarela. Luces. Globos de helio. Música. El penal se había convertido en una pasarela de moda. Con seis años en prisión, Segundo cumplía su última noche tras los barrotes.
El exdelegado del “pabellón 1”, pronto olvidará que el día dentro de la celda se inicia a las 6:00 de la mañana y termina a las 9:00 de la noche con los internos durmiendo en el suelo. A quienes extrañará será a sus compañeros, quienes también cosen, diseñan, confeccionan y manipulan las máquinas de coser, comentó para un diario local.
Las prendas que elaboran los internos llegan hasta sus familiares. El centro penitenciario fue escogido por la Fundación Chio Lecca, (reconocida casa de modas peruana) para implementar sus diseños. Ahora este penal se ha convertido en el primer centro de reclusión que cuenta con un programa de resocialización en la moda.
Soñadores en prisión
Por primera vez sus prendas serían exhibidas a lo largo de una amplia pasarela instalada al interior del penal. Sus sueños y esperanzas hicieron posible la confección de estos atuendos; esfuerzo aplaudido por sus compañeros, quienes empiezan a confiar en todo lo que desean emprender.
Durante un año y medio los muchachos fueron capacitados, las telas y las máquinas de coser se convirtieron en su mejor escape. Los 22 soñadores, primeros diseñadores de moda de un penal peruano, lograron concretizar sus metas luego de haber pasado por diversos talleres de acompañamiento y formación espiritual.
Mientras sus labios humedecen un hilo de coser, José Chiroque confiesa: “Acá se respira aire puro y tranquilidad”. Cada uno de los internos que participan de estos talleres han vencido grandes dificultades de conducta. Su esfuerzo por presentar el mejor atuendo por cinco días de labor les vale un día menos en prisión.
Premio al esfuerzo
Los internos saltaban sobre la pasarela, sacudían sus certificados de diseñadores de modas. Su esfuerzo había sido premiado, Ica se convertiría en el centro de confecciones de la región Lima, capital de Perú.
En todo momento permanecían cerca de ellos un grupo de diseñadoras voluntarias, quienes se encargan de conseguir las telas donadas. Ellas visitan el penal de reos primarios y reincidentes una vez por semana. Aunque algunas de ellas se acaban de enterar de los delitos, muchas consideran necesario olvidar el pasado, pues si juzgáramos a todo el mundo en lugar de casas habría cárceles.