En los últimos días se ha transformado en un lugar caliente y tenso, símbolo de las relaciones actuales entre ambos países El majestuoso Salar de Coipasa, uno de los más grandes de la región, compartido precisamente entre Chile y Bolivia, fue testigo de un nuevo episodio poco alentador entre ambas naciones sudamericanas.
El arresto de 9 bolivianos el pasado 19 de marzo en la frontera la pasada semana sumó tensión a una situación que ya venía con entredichos bilaterales a raíz de diversas demandas, entre ellas las que llevaron a cabo en La Haya sobre las aguas del Silala.
Mientras el gobierno de Evo Morales, Bolivia, planificaba estrategias para la liberación de los ciudadanos bolivianos (dos militares y siete aduaneros acusados de portación ilegal de armas y contrabando, entre otras) en la cárcel Alto Hospicio en Chile, los habitantes ubicados a pocos kilómetros de frontera del lado chileno, en localidades como Colchane y Cariquima (región de Tarapacá), han expresado en las últimas horas su sentir con respecto a todo esto.
Si bien los hechos que generaron “calor y tensión” se dieron en el sector Panavinto, un entorno donde la sal es la protagonista, otros poblados locales cercanos también se han visto afectados de una manera u otra.
Precisamente, lo que generó el mayor resquemor fue la detención de estas personas bolivianas de parte de Carabineros chilenos que aparentemente estaban desarrollando actividades de control de carga en territorio chileno, algo que terminó derivando en la afirmación de una incursión militar boliviana en Chile.
“Este ingreso de militares bolivianos no es aislado. Una vez llegaron hasta la plaza, con escopetas”, expresó, por ejemplo, Flora Aguirre, una habitante de la Región de Tarapacá (Chile) en diálogo con La Tercera.
Es que esta situación a Flora le genera preocupación todo lo vinculado a hechos delictivos debido a que es una férrea defensora de su pueblo y cultura.
La zona se ha transformado en un paso obligado para los contrabandistas de vehículos de Bolivia, prosigue La Tercera. Pero esta situación que vincula a militares de ambos países parce haber desbordado los ánimos.
“Hemos tenido robos de camiones y de autos. Sólo contamos con la ayuda de Carabineros. Y ahora sumamos que hemos pillado a muchos militares bolivianos en nuestro territorio. Tenemos que andar cuidando hasta nuestras llamitas”, expresa otro de los habitantes locales a ese mismo medio.
Desde el lado delos Carabineros, se señala que desde hace tiempo se reforzó el control fronterizo en la zona y que los delitos forman parte de los que se dan habitualmente en estos pasos como los vinculados al tráfico de drogas, trata de blancas, contrabando entre otros.
“Tenemos un trabajo permanente con las comunidades, especialmente en Colchane. Hemos establecido lazos y medios de comunicación directo con ellos, lo que nos permitió, por ejemplo, en Panavinto, actuar rápidamente, llegar al lugar y detener a los militares y aduaneros en suelo chileno”, afirmó el teniente coronel Cristián Alarcón, subprefecto rural fronterizo de Carabineros, a La Tercera.
Desde el lado boliviano, la tensión local no es menor. En la localidad Colcha K, ubicada en el departamento fronterizo de Potosí, los pobladores también sienten preocupación, algo que llegó incluso a afectar el relacionamiento comercial.
“Quiero informar que, como pobladores de la frontera (con Chile) vivimos en una situación crítica y tensa, por ejemplo, en la feria de Abaroa disminuyó la participación de la gente porque está atemorizada. Bajó el intercambio”, relató a la red Erbol el alcalde de Colcha K, Segundo Quispe, reproduce La Razón.
En tanto, lo que en otros momentos podría ser percibido quizás por un hecho menor, en este caso cobra una dimensión diferente debido al contexto en cuanto a las relaciones bilaterales entre ambos países, donde cualquier hecho menor se transforma en gigante. Y los locales lo saben y padecen.
Como trasfondo, una vez más aparece lo político.
Duele ver que en un país vecino y hermano, #Chile, su diplomacia se cae pedazo a pedazo. Hace mucho daño al pueblo chileno y latinoamericano
— Evo Morales Ayma (@evoespueblo) March 26, 2017
De esta manera, lo que hasta ahora se presenta como un nuevo capítulo de tensión entre dos países de América Latina requiere que prime la cordura, el diálogo para el bien de los ciudadanos de ambos lados. En definitiva, quizás en referencia al espacio geográfico, una zona que ahora urge de “menos sal y más azúcar” a la hora de endulzar los corazones para resolver los conflictos.