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¿Quieres ser el protagonista de tu vida? Este vídeo es una sacudida interior que te hará reaccionar

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Sofía Gonzalo - publicado el 28/03/17
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Jano Galán padeció ELA y quiso transmitir este mensaje: “Que vivir tenga sentido, que tenga sentido vivir”“A finales de febrero de 2012 entré en urgencias del Institut Universitari Dexeus con malestar en el brazo izquierdo, cierta pérdida de agilidad y algo menos de fuerza. Tres meses después, tras buscar por activa y por pasiva qué podía estar causando dichos síntomas, me diagnosticaron una enfermedad degenerativa de las células motoras, Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA).

Me llamo Alejandro Galán, Jano para todos, tengo 39 años [35 cuando empezó]. Mi mujer Natalia, nuestros 3 hijos, Nora (8a.) y los mellizos Yago y Lara (6a.) [ellos tenían 4 y 2 respectivamente], así como demás familiares y amigos, y yo mismo, junto con todos los que queráis formar parte de nuestra gran familia, nos negamos a pensar que no hay nada que hacer.

Se nos ha abierto un mundo nuevo que desconocíamos ‘hace cuatro días’. Y en este mundo hay mucho trabajo que realizar, sobre todo para todos los que queremos ser protagonistas principales de nuestras vidas”.

Una presentación así enmudece a quien quiera explicar quién era Alejandro (Jano) Galán. Quizás sólo cabe decir que si él contaba de esa manera el comienzo de su años con la enfermedad y el camino recorrido, aún quedaba por incluir una fecha: el 4 de noviembre de 2016. Ese día Jano, que acababa de estrenar sus 40 años, subió al Cielo, donde le esperaba el gran abrazo de Dios.

Su muerte fue noticia en diversos periódicos en España, pero su legado no se ha disuelto con el tiempo. Cada una de sus palabras nos siguen interpelando. En este vídeo, que fue una de las piezas que forman parte del Proyecto DGeneración, que él mismo creó para hacer visible su enfermedad, hay toda una sabiduría vital que algunos ni siquiera consiguen vislumbrar en el transcurrir de toda una vida.

Si algo quiso dejar claro con estos minutos de grabación, que se hicieron virales, fue un mensaje que tuvo que aprender a raíz de su sufrimiento y que él mismo resumió en una frase: “Que vivir tenga sentido, que tenga sentido vivir”.

Jano dejó un propósito vital que nos tendría que servir de lema a tí y a mí. ¿Por qué no decirnos cada mañana al despertar: “Yo quiero ser extraordinario y voy a ser extraordinario”? ¿Acaso volver a descubrir que Dios nos regala un día más para amar y ser amado no es ya un hecho totalmente inusual?

Si quieres meditar cada una de las frases que quiso exponer Jano en su mensaje y traerlas a tu oración personal, serán sin duda una ayuda inestimable para agradecer a Dios el don de poder disfrutar cada uno de tus días:

“Creía que era dueño de mi vida y de las cosas de mi vida. (…) ¡Qué ingenuo, lo tenía todo pero no lo sabía! (…) Creía que tenía respuestas para casi todo y, sin embargo, en ese momento todas mis preguntas habían cambiado. (…) ¿Por qué no di siempre mi cien por cien? ¿Para qué o para cuándo guardé lo mejor de mí? ¿A qué estuve esperando? ¿Por qué me quedé callado aquel día cuando quería gritar? ¿Por qué me rendí tan pronto cuando aún me quedaba fuerza? ¿Por qué pesó más hacer lo correcto que hacer lo que realmente sentía? ¿Por qué fue más importante dar una buena imagen que dar un buen abrazo? Estaba en la vida, sí, pero con los ojos cerrados. Tanteándola a ciegas. (…)

Soy un tipo normal y voy a morir, (…) pero no me voy a conformar. Yo quiero ser extraordinario y voy a ser extraordinario. Pero no por cómo muera sino por cómo viva. Con esfuerzo, voluntad, ayuda y amor lo lograré; y seguiré aprendiendo y disfrutando. (…) ¡Ahora sí! Tengo los ojos abiertos y recuperaré el significado de las palabras “te quiero” entre mis amigos. Puedo ver que la vida no es algo que nos pertenezca. Si hoy fuera el último día de mi vida, ¿estaría contento de cómo lo he vivido? Se acabó el sobrevivir. La vida es un regalo que debemos agradecer y sentir plenamente. Mi vida ya no es mía pero ahora empiezo a vivir.”

Dios nos susurra a través de diversos medios y Jano puede ser uno de ellos para que entiendas que Dios te ha dado una vida para que la vivas plenamente, intensamente, esperanzadamente. No te conformes con menos. Todavía estás a tiempo de ser el verdadero protagonista de tu propia vida.

Quizás te ayude para valorar cada instante de tu vida esta oración de santa Faustina Kowalska:

“Si miro al futuro, me asalta el miedo,
mas, ¿por qué adentrarse en el futuro?
Sólo aprecio la hora presente,
porque el futuro quizá no habitará en mi alma.

El tiempo pasado no está en mi poder
para cambiar, corregir o añadir algo.
Ni los sabios ni los profetas han podido hacer esto.
Por tanto, confiemos a Dios lo que pertenece al pasado.

¡Oh, momento presente!, tú me perteneces completamente.
Deseo utilizarte para cuanto está en mi poder.

Por eso, confiando en tu misericordia,
avanzo por la vida como un niño,
y cada día te ofrezco mi corazón
inflamado de amor para tu mayor gloria”.


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