Primera Jornada de Oración por las Víctimas de Abuso Sexual en MéxicoTras las reiteradas invectivas del Papa Francisco sobre el combate a todos los niveles contra el abuso sexual de menores por sacerdotes, la Iglesia católica de México celebró el pasado 4 de abril, su Primera Jornada de Oración por las Víctimas de Abuso Sexual.
La frase de fondo de esta Jornada histórica fue la del Papa Francisco cuando dijo: “La Iglesia llora con amargura este pecado y pide perdón”.
Los organizadores propusieron al pueblo fiel de México que “en este tiempo de conversión, como Iglesia pidamos perdón por todos los abusos cometidos contra los menores”.
El encuentro tuvo como marco el Auditorio Universitario de la Universidad Pontificia de México y fue organizado por esta institución multisecular y el Centro de Investigación Interdisciplinar para la Protección del Menor (Ceprome).
La parte central de esta Jornada la sostuvo el obispo auxiliar de Monterrey y Secretario General de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Alfonso Miranda Guardiola, quien señaló –con una claridad que ha sido remarcada en todos los medios—que los niños abusados sexualmente por sacerdotes y religiosos son como “mártires de nuestra época”.
Para el prelado mexicano, estos menores de edad fueron “víctimas de una estructura clerical con síntomas desbordantes de poder”.
Dar la cara
El obispo Miranda fue más allá de la retórica o de la simple petición de disculpas.
Para él, algunos miembros de la Iglesia católica han sido “espectadores silenciosos” y han incurrido en “el ocultamiento y la complicidad” en los casos denunciados de abusos sexuales realizados por sacerdotes en contra de menores.
Haciendo eco a las palabras del Papa Francisco, el Secretario General de la CEM habló de la forma “incorrecta” como en algunos casos se han tratado los casos de pederastia, encubriendo a los victimarios dejando impunes sus crímenes.
El obispo Miranda señaló que estas acciones deben dejar en claro el mal “que dentro de la Iglesia hemos cometido” y dijo que la Iglesia asume “la vergüenza que la sociedad siente”.
El obispo Miranda pidió a sus hermanos obispos y sacerdotes mexicanos tomar conciencia “de que toda la labor de la Iglesia no vale tanto como dañar a una criatura; por más bien que haga la Iglesia una sola infracción, un solo abuso, destruye, tumba todo”.
Finalmente, dijo que se debe “dar la cara a las familias de las víctimas, a ellos mismos, a toda la sociedad, sin alteraciones, sin huidas, sino con toda la responsabilidad”.