El relato de la Pasión de Cristo y la crónica del odio a la fe en los ataques en Egipto, el asesinato de los cristianos coptos por el ISIS Postrado en signo de humildad, con todo el cuerpo en el suelo y las manos en el rostro para orar, el papa Francisco inició la ceremonia de la Pasión de Cristo del viernes santo, 14 de abril de 2017, ante miles de fieles congregados en la basílica de San Pedro.
Francisco presidió el rito rezando, ataviado con paramentos rojos, en recuerdo de la Pasión, así permaneció dos minutos tumbado sobre una alfombra situada ante el altar bajo el cual se considera que están los restos del apóstol San Pedro.
El Papa se levantó del suelo con dificultad, como si llevará el peso de la humanidad encima y sus zapatos ortopédicos gastados pesaran más de lo normal.
En el aire el recuerdo del 9 de abril, cuando el terrorismo islámico volvió a atacar las iglesias cristianas en Egipto, donde al menos 43 personas murieron y otras 118 resultaron heridas el domingo de las Palmas, en dos atentados contra dos iglesias coptas en el norte de del país.
La basílica vaticana apareció poco iluminada, para generar el clima de recogimiento. Todas las candelas fueron apagadas, las mesas del servicio estaban sin manteles.
En este día de la semana santa las Iglesias del mundo apagan sus luces y no celebran la misa. El Viernes Santo es el día de la Celebración de la Pasión de Cristo y de su muerte en la cruz.
En este contexto solemne, participaron cientos de personas, entre ellas el cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede, varios altos prelados y sacerdotes de la diócesis de Roma.
Se leyó la Pasión según San Juan y, sucesivamente, el predicador de la Casa Pontificia, el franciscano capuchino Raniero Cantalamessa, pronunció la homilía.
“Nunca faltan noticias de muertos asesinados en nuestros noticiarios. Incluso en estos últimos días ha habido algunas, como la de los 38 cristianos coptos asesinados en Egipto.
¿Por qué, entonces, después de 2000 años, el mundo recuerda todavía la muerte de Jesús de Nazaret como si hubiera pasado ayer? El motivo es que su muerte ha cambiado el sentido mismo de la muerte”, recordó el predicador de la Casa Pontificia.
“La cruz es la proclamación viva de que la victoria final no es de quien triunfa sobre los demás, sino de quien triunfa sobre sí mismo; no de quien hace sufrir, sino de quien sufre”, dijo Cantalamessa.
“Cristo no ha venido a explicar las cosas, sino a cambiar a las personas. El corazón de tinieblas no es solamente el de algún malvado escondido en el fondo de la jungla, y tampoco el de la nación y el de la sociedad que lo ha producido. En distinta medida está dentro de cada uno de nosotros”, agregó.
Es la tarea de los esclavos, lo que “hace Dios con nosotros. Nos sirve”, porque “nos ama como somos”, dijo el papa Francisco al explicar este 13 de abril, jueves santo, el significado del gesto de lavar los pies a 12 presos en la cárcel de Paliano; tres mujeres y nueve hombres.
Mientras hoy, los fieles guardan ayuno y abstinencia para unirse a los sufrimientos de Cristo. Los cristianos son invitados también a participar en el vía crucis.
Las conmemoración continuarán esta noche con el tradicional vía crucis en el Coliseo romano, para el que por primera vez una mujer, la estudiosa de la Biblia francesa Anne-Marie Pelletier, escribió las meditaciones para las 14 estaciones. El acto comenzará a las 21.15 locales.