Reclusos peruanos y extranjeros logran llevar un mensaje de esperanza gracias a la gastronomía El arte en libertad permite fusionar sabores, colores y costumbres en la preparación de platos típicos de diversos países. Reclusos extranjeros y peruanos, ataviados con delantales que llevan diseños de emblemas nacionales, del lugar de procedencia, cautivaron los más finos paladares durante un festival gastronómico al interior del centro de reclusión Ancón II, ubicado en Lima, capital del Perú.
Camote morado, frejol negro y pasas con leche de coco, dieron vida a “Mi chola con leche”, una de las 25 obras culinarias de estos 300 improvisados chefs. Juana de Apaz, interna extranjera presenta orgullosa este potaje a las cámaras de la televisión peruana.
Gastronomía que deja ver el alma
“En el sur de República Dominicana, los pobladores acostumbran preparar este dulce en el hogar”, dice Juana. Frío o caliente endulza sus vidas”. En el patio del reclusorio su espíritu libre hace viajar a sus comensales. Juana expresa, vive, crea, lleva un mensaje a través de su comida.
Sus manos no sólo han aprendido a guisar deliciosos potajes, sino más bien enternecen corazones. El ingenio y la creatividad le permiten aún en el encierro vivir en libertad.
“Habichuelas con dulce” (República Dominicana), “Ajiaco rolo” (Colombia) Croquetas de pollo (España), Pescado en salsa de ostión (Perú), “Pescado con piña” (Nueva Orleans EEUU), entre otros fueron las estrellas del festival que despertó los sentidos al interior del recinto penitenciario, construido en 2010 con la finalidad de promover un sistema de innovación educativo ocupacional para varones y mujeres en el país.
La unidad también en la cocina
La unión se generó en torno a la cocina. Cubanos, dominicanos, afroamericanos, mexicanos todos se confundían en un mismo espíritu. Y es que cuando se vive en libertad el encierro deja de ser el límite. El interno mexicano Héctor Flores decidió aprender los secretos de la comida peruana, preparando un exquisito aguadito y adobo de cerdo.
“Llegué a Perú sin saber cómo se preparaba la chicha. Ahora puedo partir a mi país al cumplir mi condena, celebrando con esta ancestral bebida peruana, preparada por mis propias manos” comenta un recluso afroamericano durante el festival.
El Establecimiento Penitenciario Modelo Ancón II, conocido tradicionalmente como Piedras Gordas II, es un penal de régimen común destinado en su mayoría para condenados por tráfico de droga construido en 2010. El penal cuenta con talleres de gastronomía, pastelería y repostería. Este es el camino para la rehabilitación que se promueve en el Perú.