Las maravillas que ha hecho en mi vida esta oración a la Virgen Hoy me despertó el sol y me levanté contentísimo. Por alguna razón muy especial, lo único que quería era rezarle a la Virgen. Me arrodillé a los pies de mi cama y después de cada Ave María parecía que la Virgen me sonreía y decía: “Gracias hijito, nunca te dejaré”. ¡Que manera tan bonita de comenzar el día!
Toda la vida me ha acompañado el Santo Rosario y eso me da mucha alegría. Recuerdo como si fuera ayer cuando mamá nos levantaba a las cinco de la mañana para ir a rezar la novena a la Virgen en mi pueblo. También que durante el mes de mayo los niños rezábamos a los pies de María para regalarle flores y cuando de joven seminarista nos reuníamos todos en torno a María para pedirle por nuestra vocación y también que cuidara de nuestras familias…
Les quiero compartir un momento increíble: no sé cuántos años tenía pero era aún niño y en mi casa había un problema bien grande, a esa edad parecía que era imposible de solucionar, tenía mucho miedo y como pude fui por mis abuelitos para ver si ellos podían hacer algo.
Pero aun con la presencia de ellos sentía que me faltaba alguien así que busqué un Rosario y me puse a rezarle a la Virgen. Fue extraordinario: en cuanto comencé a orar la paz de Dios me inundó, sentía cómo mi Madre Santísima me consolaba: “Hijito, tranquilo, todo saldrá bien…”. Lo siento como si fuera ayer ¡María consolándome!
Al acordarme de estas experiencias, mis lágrimas brotan de emoción, y es que al ver las maravillas que el Santo Rosario ha hecho en mi vida no puedo más que decir a todos los que puedo que oren con él. Tanto lo recomiendo que hace poco un amigo me reclamó: “Pareces médico de pueblo, siempre das la misma receta”.
Me decía esto porque cuando se acercan a mí con un problema les recomiendo que recen el Rosario a María: “Reza el
Rosario, rézale a María, verás cómo nuestra Madrecita del Cielo no te desampara”.
Gracias a este consejo he visto cómo tantas vidas han cambiado. Me recuerdo en especial de doña Cesarina, una señora de 70 años a quien sus hijos abandonaron porque ahora son maestros o licenciados y se avergüenzan de su mamá. Esta buena señora estaba siempre triste, hasta que un día le regalé un rosario y le enseñé a orar con él. Santo remedio. Ahora Cesarina es diferente, va a misa y se pone hasta mero adelante con su cara sonriente y cada que puede me dice: “Padrecito, gracias por enseñarme a rezar el Rosario, me ha hecho tanto bien”.
Permítele a María ser parte de tu vida, reza siempre el Rosario…
cuando te sientas nervioso reza un misterio,
cuando tengas dificultades reza un misterio,
cuando necesites compañía reza un misterio,
cuando necesites consuelo reza un misterio,
cuando necesites salud reza un misterio.
Repite cada Ave María con fe y verás que nuestra Madre Santísima te dirá: “Hijito, tranquilo, todo saldrá bien…”
Y como buen cura de pueblo te recuerdo: ¡Reza siempre el rosario!
Padre Sergio
www.padresergio.org