Su doctrina, resumida en 10 puntos
Corría el siglo XII y en Europa aparecieron algunos clérigos que predicaban por su cuenta. Se hacían llamar “buenos cristianos”. Renegaban de la Iglesia. Este movimiento, el catarismo, arraigó en algunos rincones del viejo continente hasta el siglo XIV. Francia, Renania, Italia, Bélgica, Inglaterra, Cataluña y la Corona de Castilla son los puntos del mapa en los que tuvieron presencia. ¿Quiénes eran? ¿Por qué se revolucionaron? ¿Qué defendían?
Sergi Grau Torras es Doctor en Filosofía y licenciado en Historia. Experto en catarismo, firma la publicación La invención de los cátaros (Angle Editorial, 2016). El también actual miembro del equipo de Jordi Savall en la Fundación Centro Internacional de Música Antigua asegura que alrededor de los cátaros se ha construido una imagen que ha convencido pero que “poco tiene que ver con la realidad”. Su objetivo es contar la historia real a partir de todo lo que resta documentado.
Cátaro proviene del griego puro, limpio.
“Los cátaros son cristianos que renegaban de la liturgia, la jerarquía y la Iglesia y que se presentaban como una alternativa” explica. Con Grau, podemos destacar 10 características que nos permiten clarificar las ideas sobre el catarismo y distinguir la realidad de la ficción:
- Reniegan del bautismo. Creían que es necesario tener conciencia de entrar a formar parte de la Iglesia. Su ritual era el consolamento, una especie de bautismo espiritual que consistía en la imposición de manos, momento a partir del cual se convertían en “buenos cristianos” y debían cumplir fielmente el Evangelio. Según ellos, la Iglesia del momento había perdido este valor.
- Predican por parejas. Cumplir el Evangelio era también predicarlo. Lo hacían por parejas y de forma itinerante. Los cátaros no estaban siempre en un lugar físico concreto, Dios estaba donde ellos estaban.
- Creen en la reencarnación. Entienden que “el alma no muere, pasa de cuerpo a cuerpo”.
- Presentan otra visión del origen del mal en el mundo. Se trata de una nueva vía de salvación del alma y de una nueva reflexión. Defienden que la maldad viene de otro Dios que no tiene nada que ver con el cristiano, sino que surge de una creación demoniaca.
- La mujer tiene un papel destacado y puede predicar. Según Grau, “las mujeres veían los cátaros como un lugar en el que poder desarrollar la religión tal como lo hacían los hombres”. De hecho, las mujeres podían recibir el consolamento.
- Cuentan con una formación sólida. Cabe destacar que tradujeron la Biblia al catalán, al castellano y al francés.
- Su tesoro: el Santo Grial. La leyenda cuenta que esta iglesia guardaba el Santo Grial en el Monasterio de Montsegur, en Cataluña (España).
- Se conservan cinco documentos, de los cuales tres hacen referencia a ceremonias: La Cena Secreta, El libro de los dos principios, El ritual occitano de Lyon, El anónimo y Summa Catharis.
- Su herencia: la predicación. A pesar de ser considerados herejes en su momento, el catolicismo comparte con ellos la importancia de la predicación – y su arma principal para contrarrestar a los cátaros fue, precisamente, la predicación, como muestra la vida de san Vicente Ferrer.
- El profeta cátaro contemporáneo es Juan de San Grial. Se trata del ruso Johann Bereslavskiy, fundador de la nueva escuela cátara XXI, se encuentra en contacto permanente con líderes de las diferentes catarosreligiones en todo el mundo, así como con destacados personajes intelectuales, como maestros del sufismo o del budismo zen. En 2001, este místico recibió el Premio Albert Einstein de la Paz.