El centro Josefina Martínez de Chile es único en atención a niños con enfermedades respiratorias crónicas Carol, Rocío y Joaquín son tan solo algunos nombres de niños que han pasado por el Hospital Josefina Martínez de Chile. A pesar de tener que convivir con tubos insertos en sus gargantas o aparatos externos (ventilador mecánico) para respirar mejor todos estos niños sonríen y están contestos. Y eso de lo deben al apoyo del personal (unas 140 personas) encargado de asistirlos, cuidarlos y comprenderlos.
La fundación que sostiene a este recinto –que se lleva su mismo nombre- está vinculada a la Pontificia Universidad Católica de Chile. Recientemente cumplió 77 años y bajo su techo hospeda a más de 40 niños en situación vulnerable con enfermedades crónicas respiratorias.
Cuando se fundó en el año 1940, gracias a la generosidad de Josefina Martínez de Ferrari, una mujer chilena nacida en 1863 que donó parte de su fortuna para la construcción del hospital, la misión que perseguía era la de atender a niños de bajo recursos con tuberculosis.
Una vez que esta enfermedad disminuyó en el país el centro se empezó a focalizar en otro tipo de patologías, principalmente las vinculadas a las “pulmonares crónicas oxigenodependiente (displasia broncopulmonar, secuela de adenovirus, entre otras)”, destaca la web de la institución.
Pero uno de los objetivos que persigue el centro es el de la inclusión escolar y familiar. En el año 2006 se creó un programa destinado a niños con hospitalización prolongada para que puedan seguir desarrollando sus estudios fuera del recinto, hasta el momento algo inédito en el país- lo que terminó generando la oportunidad de apertura de institutos de enseñanza diferenciales para estos niños.
“Elegimos cuidadosamente a los centros donde vamos a integrarlos. Capacitamos al personal en traqueotomía, gastrostomía y reanimación cardiopulmonar”, expresa a La Tercera su directora, Mireya Méndez.
En cuanto a los más allegados, para motivar la integración, en este centro existe la denominada Escuela para la Familia, una instancia que sirve de capacitación para los padres y que genera otros espacios de distracción como talleres de cocina, por ejemplo, prosigue La Tercera.
Al mismo tiempo, este hospital brinda un gran servicio a la comunidad cuando llega el invierno apoyando a la red pública de salud de Chile con más de 20 camas para pacientes agudos.
“Un valor importante de este hospital de niños crónicos es que es único en su tipo, ayuda a liberar camas de hospitales públicos y es un especial aporte en las campañas de invierno del Servicio de Salud”, señala el director ejecutivo de la fundación Josefina Martínez, Jaime Bellolio a ese medio chileno.
De esta manera, la loable misión de este hospital inspira y exhala vida, por ende, representa una bocanada de aire fresco para niños, familias y el pueblo chileno.