Un fotógrafo y una bailarina canadienses se juntan para mostrar sus “pinturas de luz” en Uyuni (Bolivia) “Pensamos que Uyuni sería el lugar perfecto para nuestro arte. El espejo gigante para reflejar la luz, los colores únicos, la textura del suelo y el cielo. Además del hecho de que no hay contaminación lumínica. No hay nada como este lugar”.
Estas palabras corresponden a Eric Paré, un fotógrafo canadiense que junto a la bailarina Kim Henry utilizan una novedosa técnica que “combina luces fluorescentes para lograr composiciones impactantes de exploración de espacio, dimensión, luz, color y percepción”, destaca La Razón.
Unión de fotografía y danza
Una de las principales características de estos artistas es su recorrido por diversos lugares del mundo buscando lugares en los que puedan hacer relucir su arte.
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A través de la unión de la fotografía y la danza, con una técnica que forma parte de una expresión artística de estos tiempos -que busca generar una particular percepción- los resultados resultan increíbles.
Colores extraordinarios
Entre las claves para lograr los objetivos se encuentran la planificación, condiciones favorables, además del adecuado uso de un tubo de plástico con una linterna dentro y el obturador de la cámara abierto durante tres segundos mientras está el movimiento, subraya La Razón.
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“Luchamos contra el frío y el viento durante todo el viaje, pero esa noche, todo se hizo muy tranquilo y cómodo. Teníamos que aprovechar ese corto tiempo cuando el sol está justo debajo del horizonte con todos esos colores extraordinarios. El resultado final es tan puro como se puede apreciar”, agregó Paré.
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Desierto de sal
Uyuni lugar majestuoso y emblemático no solo para Bolivia, sino para América Latina. Se trata del mayor desierto de sal en el mundo (más de 10.000 kilómetros), además de la mayor reserva de litio, ubicado a más de 3.500 metros sobre el nivel del mar.
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Pero gracias a estos artistas, este lugar, que en los últimos tiempos se está haciendo más famoso de lo previsto (un lugar protagonista para la película “Star Wars: Los últimos Jedi”), es posible apreciarlo de otra manera, o sea, verlo convertido en un lugar de ensueño.
