Papa Francisco, en su viaje apostólico a Génova, recomienda la oración para que no falte el trabajo: ¡Ven, Espíritu Divino! “Muchas de las oraciones más bonitas de nuestros padres y abuelos eran plegarias del trabajo”, dijo el papa Francisco ante 3.500 obreros con casco y trabajadores de la planta industrial Ilva en su primera cita de la mañana en el marco de su viaje apostólico a Génova, Italia este 27 de mayo de 2017. Realidad industrial del acero que se cuestiona entre el cuidado ambiental, la dignidad del trabajo y los cambios económicos actuales.
Mientras que en Taormina, Italia, el grupo de presidentes de los 7 países más industrializados, se reúnen alrededor de temas como la economía, la lucha al terrorismo y la seguridad, el Papa ha llegado a visitar una ciudad (la sexta más importante de Italia) y escuchar a los trabajadores. “El pueblo de Dios” porque la Iglesia debe estar en las plazas y en las fábricas y no sólo en los salones de convenios o en las parroquias”, sostuvo.
“Los jóvenes crecen sin dignidad porque no son ungidos del trabajo que da la dignidad“. Un “cheque social mensual del estado, no resuelve el problema. El problema se resuelve con trabajo para todos”, reiteró el Papa.
Pedir trabajo, apreciar el trabajo y rezar por el trabajo, instó Francisco. “Muchas de las oraciones más bonitas de nuestros padres y abuelos eran plegarias del trabajo. Aprendidas y recitadas antes, después, y durante el trabajo. El trabajo es amigo de la oración”, recordó.
El Papa reiteró que la Iglesia debe estar también en las fábricas y en las empresas.“El trabajo está presente todos los días en la Eucaristía, cuyos dones son fruto de la tierra y del trabajo del hombre. Un mundo que no conoce más de los valores y el valor del trabajo, no entiende más el valor de la Eucaristía, la oración verdadera y humilde de las trabajadoras y trabajadores”.
Antes de iniciar el diálogo con tres trabajadores sostuvo: “Es la primera vez que estoy en Génova y estar tan cerca al puerto recuerdo de dónde viene mi papá”, dijo el papa Francisco de familia italiana, inmigrante en Argentina.
El Papa rememoró la oración silente de las manos callosas por el trabajo. “El campo, el mar, las fábricas, han sido siempre altares de las cuales se han alzado oraciones bellísimas y puras que Dios ha acogido y recogido, oraciones dichas y recitadas de quien sabía y quería orar pero también oraciones hechas con las manos, con el sudor, con el cansancio del trabajo, de quien no sabía rezar con la boca, Dios las ha acogido estas y las continua a acoger también hoy“.
Por esto, Francisco terminó el diálogo con los trabajadores con una oración que señaló es antigua. ‘Ven Santo Espíritu’. Una oración por el trabajo y para el trabajo.
¡Ven, Espíritu Divino!
Ven, Espíritu Divino
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre;
don, en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma,
divina luz y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre,
si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado,
cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas, infunde
calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones,
según la fe de tus siervos;
por tu bondad y tu gracia,
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno. Amén.
El Papa pidió a Dios por los empresarios, los desempleados, los trabajadores para que esta oración llegue a todos.
Destacamos también otros momentos emotivos e importantes del diálogo del Papa con los trabajadores de la planta industrial Ilva de Génova:
Sin fiesta, no hay trabajo
El Papa pidió por los empresarios, los desempleados, los trabajadores para que esta oración llegue a todos. Y remarcó la importancia del descanso, del domingo para honrar a Dios y hacer de la fiesta una oportunidad para estar en familia con nuestros afectos.
Por otro lado, lamentó que haya trabajadores esclavos o trabajadores propiedad de la empresa. Personas esclavas porque no tienen tiempo para la fiesta. Hay que trabajar para tener fiesta. “En las familias donde hay desocupados, no hay domingo y las fiestas se convierten en tristeza porque falta el trabajo del lunes”.
“El consumo es un ídolo de nuestro tiempo” y el consumo se convierte en un templo de placer. Esto también crea crisis. “El trabajo es sacrificio, y sudor”, pero una sociedad que excede esta visión con el “hedonismo” del consumo, entonces construye “dolor y no alegría”.
“Una cultura que estime el esfuerzo y el sudor” pero que no “sueñe con el consumo por puro placer”, instó. “El consumo es el centro del pacto social” y en medio “está el “derecho”, “la dignidad”, “el honor”, “el respeto” de las personas.
Empresario, no especulador
Al referirse al testimonio de Ferdinando Garré, empresario, quien lamentó la actual crisis económica, Francisco resaltó las virtudes del buen empresario vitales para cada sector económico: la creatividad, el amor por la propia empresa, la pasión y el orgullo por la obra hecha con las manos y la inteligencia suya y la de los trabajadores.
El verdadero empresario conoce sus trabajadores porque trabaja codo a codo con ellos. “No olvidemos que el empresario debe ser, ante todo, un trabajador. Si él no tiene esta experiencia de la dignidad del trabajo, no será un buen empresario”, destacó.
De esta forma, subrayó el sudor común del empresario y el trabajador. “Compartir el cansancio de los trabajadores y compartir las alegrías del trabajo, de resolver juntos los problemas y de crear algo juntos, si cuando debe despedir a alguien es una experiencia dolorosa y, no lo haría si pudiera, ningún buen empresario ama despedir a su gente. ¡No!”.
“¡Quien piensa de resolver el problema de su empresa despidiendo la gente, no es un buen empresario, es un comerciante! Hoy vende su gente, mañana vende su propia dignidad”, sentenció Francisco.
El Papa aseguró que la creatividad del buen empresario lo llevará a buscar alternativas antes de despedir a sus trabajadores.
Sucesivamente contó la historia de un pío empresario que lloraba. “Yo recuerdo, casi un año atrás, en la Misa de Santa Marta, 7 am, saludo a la gente, se acerca un hombre que lloraba. ‘He venido a perder una gracia. Yo estoy al límite y debo declarar la bancarrota. Esto significa despedir cerca de sesenta de trabajadores y no quiero. Porque siento que despido a mí mismo y ese hombre lloraba, ese buen empresario’. Luchaba y oraba por su gente. Porque era su gente, ‘es mí familia”.
Lamentó que haya “empresarios” que se convierten “en especuladores”. El especulador es la figura que indicó Jesús en el Evangelio como ‘mercenario’ a diferencia de la figura del ‘Buen Pastor’.
El especulador no ama a su empresa, no ama a sus empleados, sino que ve a la empresa y a los trabajadores sólo como medios para ‘sacar provecho’, dijo entre aplausos.
Despedir, cerrar la empresa, deslocalizar la empresa, no le crean algún problema porque el especulador usa, instrumentaliza, devora personas y medios para perseguir sus objetivos para sacar beneficio.
Economía despiadada
Una vez más, el Papa llama al ejemplo de los ‘buenos empresarios‘, las empresas son amigas de las personas y de los pobres. Cuando pasa a las manos de los especuladores todo se arruina, con el especulador la economía pierde los rostros y pierde rostro. “¡Es una economía sin rostro […] una economía despiadada“.
“Hay que temer a los especuladores, no a los empresarios“, manifestó. El papa Francisco argumentó que existen tantos buenos empresarios. Pero, paradójicamente, explicó que, a veces, el sistema político, pareciera “beneficiar” a quien “especula” con los puestos de trabajo y “no en quien invierte y cree en el trabajo”.
Empresarios honestos
El Papa indicó que la política a veces beneficia a los especuladores dejando en ‘desventaja’ a los empresarios. Especuladores que evaden controles y alcanzan sus objetivos.
“Se sabe que leyes y normas pensadas para los deshonestos, terminan penalizando a los honestos”, dijo el Papa.
“Hoy existen verdaderos empresarios que aman a sus trabajadores que trabajan junto a ellos. Y estos son los más desaventajados por estas políticas que favorecen los especuladores”.
Al final aseguró que los empresarios honestos siempre siguen adelante a pesar de todo.
Así, el Papa destacó que estos empresarios buenos tienen la “mística del amor”. En este sentido, pidió de estar alerta de los especuladores y de las normas.
El chantaje del necesitado de trabajo
Más tarde, una trabajadora le preguntó al Papa sobre la economía y las nuevas tecnología de las redes e Internet.
El Pontífice retomó las palabras de la trabajadora para explicar lo que llama el “chantaje social” y rememoró que en Italia, hace un año, había una fila de personas esperando un trabajo…
“El trabajo era un trabajo interesante en una oficina. La muchacha que me lo contó era culta, hablaba varios idiomas y le dieron el puesto, pero serán 10 o 12 horas de trabajo al día. Ella aceptó enseguida porque necesitaba trabajar. […]Creo ‘eran 800 euros al mes’ Y ella ha dicho: ‘800 euro solamente por 11 hora de trabajo’ y el empleado del especulador, porque no era un empresario, le dijo: ”Señorita, mire la fila, sino le gusta se puede ir’. Y esto no es un ‘rescate social’ sino un ‘chantaje social”.
El trabajo en negro o irregular
El Papa también contó la historia de la persona que trabaja de enero a junio y después es despedida, y así se juega con el ‘trabajo en negro‘. Francisco indicó que ha querido estar entre los trabajadores en su visita a Génova, el segundo puerto marítimo de Italia, porque los trabajadores hacen parte del ‘pueblo de Dios’.
La Iglesia entre en las fábricas y oficinas
“Los diálogos en el lugar del trabajo, no son menos importantes de los que hacemos en las parroquias o en pomposas salas de convenios porque los lugares de la Iglesia son los lugares de la vida, por lo tanto, también las plazas y las fábricas. Por qué alguien puede decir: ‘este cura que nos debe decir que hable en parroquia’. No. somos todos Iglesia, somos todos pueblo de Dios”, indicó.
Francisco señaló que en la Biblia hay trabajadores: Moisés, pastor de las ovejas de sus suegro, los apóstoles que eran pescadores.
“El trabajo nos hace más personas. Nuestra humanidad florece. Los jóvenes se vuelven adultos solamente trabajando”.
De ahí que la Doctrina Social de la Iglesia pone un énfasis en la importancia del trabajo, especialmente en sus implicaciones en las “manos, las mentes y las corazones” del trabajador.
Trabajadores ungidos de dignidad
“En la tierra existen pocas felicidades tan grandes cuando se experimentan trabajando, como existen pocos dolores tan grandes como los dolores del trabajo cuando el trabajo explota, pisa, humilla y asesina”.
El “trabajo puede hacer mucho mal porque puede hacer mucho bien“, señaló. El trabajo es amigo del hombre, el hombre es amigo del trabajo. Por eso, no es fácil reconocerlo como amigo, incluso cuando se presenta como una persona de casa, cuando nos golpea y nos hiere.
Los hombres y las mujeres se nutren del trabajo y con el trabajo son ungidos de dignidad.
Por esta razón, alrededor del trabajo se edifica el entero pacto social y este es el punto del problema porque cuando no se trabaja, se trabaja mal, se trabaja poco, es la democracia que entra en crisis. Es todo el pacto social que se viene abajo.
El Papa ha puesto como ejemplo el artículo uno de la constitución italiana que dicta que la Nación es fundada por la democracia y el trabajo. En este sentido, declaró que “el trabajo mal pagado”, en negro y sin dignidad, es anticonstitucional.
Así invitó a que el lugar del trabajo sea un lugar de democracia y no ocupado por castas, ganancias o rentas.
Cheque del estado no es dignidad
Exhortó a enfrentar “sin miedo” las transformaciones tecnológicas de la economía y de la vida y no resignarse a la ideología donde “a lo mejor sólo dos tercios de los trabajadores trabajarán y los demás serán mantenidos por un cheque social” debe ser claro que el objetivo verdadero por alcanzar no es rédito para todos, sino el trabajo para todos”, dijo el Papa.
El contexto de las palabras se enmarcan, en la posición, en Italia, de algunos partidos ultra nacionalistas e independientes que han propuesto que cada italiano por derecho reciba un “cheque de ciudadanía”, es decir un renta al mes que le permita tener el mínimo indispensable, aún sin trabajar. El líder de esta idea, Beppe Grillo, lo llama una solución franciscana, evocativa del Santo de Asís, santo de los pobres y la naturaleza.
“Sin trabajo para todos, no habrá dignidad para todos. El trabajo de hoy y de mañana será a lo mejor muy distinto, podemos pensar a la revolución industrial, será distinto al trabajo de ayer, pero deberá ser trabajo, no pensión, no pensionados. Se va en pensión a la edad justa, es un acto de justicia. Pero es contra la dignidad de las personas mandarlos en pensión a 35 o 50 años con un ‘cheque del estado’ y ‘conformarse’. Para que mi familia siga adelante con este cheque para comer: ‘sí’ ¿con dignidad? ‘no’. ¿Por qué? ‘Porque no hay trabajo’.
Sin trabajo se puede sobrevivir pero para vivir se necesita el trabajo. La decisión está entre sobrevivir o vivir. Se necesita el trabajo para todos. Para los jóvenes. ¿Ustedes saben los porcentajes de jóvenes desocupados en Italia? No lo diré. ‘Pero, esto es una hipoteca para el futuro‘, sentenció Francisco.
Competitividad es un error
El Papa Francisco denunció que muchos de los actuales valores de la gran empresa y de las grandes finanzas no son valores en línea “con el humanismo cristiano”.
La competición dentro de la empresa es un error antropológico y cristiano, además es un error económico, dictó Francisco. Este concepto se “olvida que la empresa” es primero que todo “cooperación”, “mutua asistencia”, “reciprocidad”. Cuando una empresa crea científicamente un sistema de incentivos individuales que ponen al trabajador en competición entre ellos, a lo mejor en el breve periodo puede obtener beneficios, pero termina pronto en socavar ese tejido de confianza, que es el alma de cada organización, es así”.
Por lo tanto, cuando llega la crisis para la empresa ésta se descorona o llega la “implosión”. “Hay que decir con fuerza que esta cultura competitiva entre trabajadores dentro de la empresa es un error. Por lo tanto, una visión que va cambiada, si queremos el bien de la empresa, de los trabajadores y de la economía”.
Meritocracia
También alertó de los excesos de la meritocracia. “Más allá de la buena fe de tantos que invocan a la meritocracia se está convirtiendo en una delegitimación ética de la desigualdad”.
Denunció que el capitalismo está usando la meritocracia para vestir moralmente la “búsqueda de talentos”.
“El talento no es un dono, según está interpretación, es un mérito. Determinando un sistema de ventajas, y desventajas acumulativos”, explicó.
“Así, si dos niños al nacer; nacen diversos por sus talentos u oportunidades sociales y económicas, el mundo económico leerá sus talentos como mérito, les remunerará diversamente, y cuando esos dos niños serán pensionados la desigualdad entre ellos se multiplicará”, ilustró Francisco.
Cultura de la pobreza
El Pontífice señaló que la meritocracia también cambia la concepción de la cultura de la pobreza.
“El pobres es considerado como una persona sin mérito y por lo tanto, un culpable. Y si la pobreza es culpa del pobre, los ricos son exonerados de hacer algo”
Situación lejana a la enseñanza del Evangelio, “no es la lógica de la vida”, el Papa indicó que la meritocracia también se encuentra en la parábola del hijo prodigo en el hijo mayor, él desprecia al hermano menor, que debe quedarse como un perdedor porque se lo ha merecido. En cambio, el Padre piensa que ningún hijo merece la comida de los cerdos”.
Trabajos contra la dignidad
A la pregunta de otra trabajadora, el Papa admitió que existen situaciones que atentan contra la dignidad de la persona como la pornografía, los juegos de azar o la trata de seres humanos. Así como es malo el trabajo bien remunerado para que alguien no tenga horarios y se pierda el límite entre vida y trabajo, es decir se vivar por trabajar.
Mas tarde, fue el turno del clero local, que encontró en la Catedral de San Lorenzo. Sucesivamente, tiene en programa el encuentro con los jóvenes de la misión diocesana en el santuario de la Virgen de la Guardia.