Irregularidades y la desesperación por ver un partido de fútbol generan conmoción, muerte y dolor en Centroamérica La mesa estaba servida para vivir una verdadera fiesta deportiva. En la tarde de este domingo miles de aficionados se acercaron al Estadio Nacional de Tegucigalpa (Honduras) para presenciar la final del Torneo Clausura de la Liga Nacional de Fútbol entre Motagua y Honduras Progreso.
Sin embargo, una “estampida humana” (avalancha), previo al comienzo del encuentro, en una de las entradas al estadio, se convirtió en tragedia de un momento a otro y dejó como saldo la muerte de cinco personas –entre ellas una embarazada- y más de 20 heridos.
Entre los principales motivos para explicar tales hechos se encuentra, aunque en etapa de investigación, la emisión de boletos falsos e inconvenientes de seguridad para contener al público, en un estadio colmado y con capacidad para 35.000 personas. Esto generó que muchos quisieran ingresar al estadio por la fuerza y posterior represión policial, algo que conllevó al desenlace ya conocido.
Una vez conocida la noticia, en la cancha hubo un instante de silencio, pero el puntapié inicial se efectuó y la final se jugó de todas maneras. Y todo eso, más la euforia de los hinchas, sucedía ante el dolor de unos pocos que hace segundos estaban conmovidos y desesperados por la muerte de sus familiares y amigos.
“Yo te dije que no vinieras”, exclamaba entre lágrimas el familiar de uno de los aficionados que perdieron la vida luego del descontrol en una de las puertas del estadio a la hora del ingreso, señala El Heraldo de Honduras. Pero ya era demasiado tarde.
“Mi sobrina, mi nieta y mis hijos íbamos a disfrutar de una fiesta deportiva, pero se convirtió en una tristeza”, reflexionó, por su parte, a la radio local HRN otra de los familiares de una de las víctimas.
Cuando el partido llegó a su final, el equipo ganador, Motagua, festejó. Las autoridades rápidamente salieron a expresar que no había nada que festejar y posteriormente emitieron un comunicado brindando las condolencias a los familiares de las víctimas, además de deslindar responsabilidad en la “sobreventa de entradas denunciadas”.
No hay nada que celebrar con lo qué pasó afuera del estadio, los agentes de seguridad recomendaron no cancelar, ya el estadio estaba lleno.
— Eduardo Atala (@EduardoAtala1) May 29, 2017
¿El espectáculo debió continuar? Es una de las tantas preguntas que surgen luego de un hecho que enlutó al fútbol centroamericano -además de todo lo vinculado con las posibles irregularidades en cuanto a las entradas- pero que deja de manifiesto que aún hay muchas cosas que considerar y que a veces la vida humana queda en un segundo plano en pos de una gloria que suele colmar corazones solo por un rato.