La vida del nuevo obispo auxiliar de Santiago del Estero: Enrique Martínez OssolaEl nuevo obispo auxiliar de Santiago del Estero, en la Argentina, estudió algunos años en el Colegio Máximo, cuando el superior jesuita era el padre Jorge Bergoglio. Había sido enviado a San Miguel por el obispo de La Rioja, diócesis de la que era seminarista. Un libro revela que además del estudio, lo que se buscaba era protección para él. ¿Por qué?
A comienzos de los 70, la Argentina vivía años de convulsión. El regreso de Juan Domingo Perón al país no calmó las aguas, y durante su último gobierno, y el de su esposa Estela Martínez, grupos guerrilleros confrontaban con una poderosa alianza parapolicial ilegal, la AAA. Este grupo tenía en la mira al obispo de La Rioja, Enrique Angelelli, por su acción pastoral entre los pobres y desocupados. Tras el golpe de Estado, el obispo siguió en la mira de las fuerzas militares a cargo del poder.
El asesinato de dos de sus sacerdotes y de un padre de familia agente pastoral preludió el accidente automovilístico premeditado que sufrió el obispo. Hacía muy poco tiempo el padre Bergoglio había viajado de Buenos Aires a escucharle en un retiro espiritual, y había visto cómo algunos apedreaban al obispo Angelelli por su condena a los latifundistas, que abusaban del trabajo de los pobres, a los que la Iglesia local reunía y ayudaba a organizarse en cooperativas de trabajo.
Cuando murió Angelelli, desde hacía unos meses, incluso desde antes del inicio de la dictadura, Bergoglio albergaba a tres seminaristas de La Rioja en el Colegio Máximo. Tradicionalmente, el colegio Máximo acogió a seminaristas de distintas diócesis que concurrían a realizar sus estudios eclesiales. Por lo que los seminaristas no sospechaban nada extraño de su presencia allí. Entre ellos estaba Enrique Martínez Ossola.
El libro “La lista de Bergoglio”, de Nello Scavo, recoge el testimonio de Martínez Ossola, que se desempeña como Vicario General de la diócesis de La Rioja pero acaba de ser nombrado obispo auxiliar de Santiago del Estero: “(…) al inicio no nos habíamos dado cuenta del verdadero motivo. Desde el inicio (Bergoglio) intuyó nuestra preocupación, y en modo para nada formal, instauró con nosotros una relación fraterna. Él y sus hermanos nos dejaron la máxima libertad, no nos impusieron ni siquiera los horarios para el almuerzo y la cena”. Los seminaristas, recoge el libro por el testimonio de otro de ellos, Miguel La Civitta, creían que estaban allí “para hacernos terminar los estudios”.
Tras el asesinato de Angelelli, Bergoglio reunió e instó a los seminaristas, recoge el libro de Scavo, a permanecer unidos y moverse con prudencia. Permanecieron un tiempo más en San Miguel. Al tiempo los seminaristas pudieron regresar a La Rioja para su ordenación sacerdotal. Y este 2017, uno de ellos, será ordenado Obispo.