Madre de familia, mujer activa con grandes responsabilidades o incluso una joven que sirve de apoyo a un progenitor enfermo… Para acompañarnos y mostrarnos el camino, a continuación el ejemplo de cinco santas a las que encomendarse para enfrentarse a las pruebas del día a día…
“¡Tus hijos necesitan que seas fuerte!”, “¡Tienes que respaldar a tu esposo, no tires la toalla!”, “No puedes dejarnos tan temprano, atrasa tu baja por maternidad a más tarde…”. ¿Qué mujer no ha experimentado nunca esa sensación de cargar con demasiadas responsabilidades –o personas–? Para vivir mejor con todas esas presiones, ¿por qué no inspirarse en la vida de importantes santas para superar algunas pruebas o simplemente para dar lo mejor de nosotras mismas en el día a día?
Nos hemos reunido con mujeres, de edades y vidas muy diferentes, que tienen un punto en común: una santa a la que recurrieron, una vida que les guía y que les hace avanzar.
En la esperanza de un hijo: santa Oportuna
Carolina, que llevaba varios años intentando tener un hijo, puso todas sus esperanzas en santa Oportuna siguiendo los consejos de su cuñada.
Santa Oportuna, una mujer humilde con una gran fe, abadesa del siglo VIII, posee el carisma (descubrimiento tardío, hacia 1970) de conseguir nacimientos. Así, numerosas parejas que quisieron tener un hijo fueron satisfechas por su poderosa intercesión.
Carolina cuenta:
“Así pues, nos interesamos en ella para que nos acompañara durante este largo camino. Todas las noches durante nuestra oración le confiábamos a santa Oportuna nuestro deseo de engendrar un hijo. También rezamos varias novenas, en unión de oración con la comunidad de las hermanas de la abadía Nuestra Señora de Argentan, de la cual santa Oportuna fue una de las primeras abadesas. Esto nos proporcionó gran fortaleza y nos permitió seguir siempre unidos durante esos largos meses de espera. Tras dos años y medio de espera tuvimos la alegría de nuestra pequeña. Santa Oportuna aún sigue presente en nuestras oraciones”.
Invocar a una santa no solo permite recibir ayuda, sino también, tal y como se extrae del testimonio de Carolina, sentirse apoyado y amparado cuando parece que se vislumbra un horizonte negro y cuando disminuye la esperanza.
El hecho de rezar a santa Oportuna a diario con su marido le permitió resistir esa prueba y seguir abierta a acoger a un hijo como un regalo de Dios.
Para ser una mamá “a la altura”: santísima Virgen María
Cuando una mujer se convierte en mamá, los miedos y las inquietudes continúan y a menudo crecen. Ya no se trata de una vida que sacar adelante y hacia la dulce eternidad de nuestro Padre, sino dos o incluso tres vidas, o puede que aún más…
María, madre de dos hijos y quien se define a sí misma como “mamá y esposa al 300%” se apoya a diario en la presencia de la Virgen María:
“Ya que mis padres eran españoles, la Virgen se encuentra en mi cultura de forma casi omnipresente. Tuve la suerte de tener una abuela con una gran devoción por la Virgen y que me decía que me encomendara a ella en cualquier situación”.
Impulsiva y con poca paciencia, María admira desde siempre a la santísima Virgen María por su “extraordinaria dulzura” y, desde que es mamá, se ha dado cuenta de que “se desvivió por su hijo”.
Por lo tanto, se trata de un ejemplo para esta mujer que –igual que todas las mamás del mundo– quiere estar a la altura para sus hijos.
Santa María también es un modelo de perfección para la joven que nos cuenta, divertida:
“Cuando era más joven, llevaba una pulsera con la inscripción ‘What Would Jesus Do’. Desde que soy mamá, sueño con tener una pulsera en la que ponga ‘What Would Virgin Mary Do’”.
Estas ganas de hacerlo lo mejor posible son buenas y sanas, pero hay que tener cuidado con no ser demasiado exigentes con nosotras mismas, tal y como recordó un sacerdote a María durante una confesión:
“Le decía al sacerdote que no siempre tenía la impresión de ser una buena mamá para mis hijos, y me acordaré siempre de la reacción del sacerdote: ‘¿Crees realmente que la Virgen María siempre tenía la impresión de estar a la altura con Jesús como hijo?”.
Ella logró salir adelante
Peggy, de 38 años, también se siente “motivada” a diario por la vida de la Santísima Virgen: “Cuando me siento cansada, me digo que la Virgen llena de gracia logró salir adelante”.
Si la Santa Virgen es una inspiración para tantas mujeres, quizás sea simplemente porque ella supo “decir sí al plan del Señor”, como dice con mucho acierto esta mujer de Toulouse de 38 años.
“La madre del hijo de Dios lo aceptó todo, las huidas, el exilio, el probable rechazo de los demás, el miedo por su hijo… Ella vio a su hijo sufrir por nosotros y sin embargo siempre estuvo presente: antes y después de la Resurrección, así como todos los días, con nosotros. Es un ejemplo para mí de amor y de gracia”.
Para nosotras, mujeres y quizás madres, ella es la “madre de todas las madres” a quien podemos pedir que guíe e ilumine nuestras vidas con su dulce luz.
Peggy no duda en pedirle diariamente “que guíe mi oración y mis actos, que interceda por mí cuando me falte amor o paciencia…”.
Para luchar con fe y valor en la adversidad: santa Juana de Arco
Con apenas 18 años, Marie-Alix, estudiante de enfermería, todavía está lejos de las preocupaciones de una madre de familia. En cambio, se preocupa mucho por el porvenir de la sociedad y de nuestros 2000 años de catolicismo, duramente puestos a prueba en Francia estos últimos años. La joven nos confiesa:
“Todos los días, al final de mi oración diaria digo ‘santa Juana de Arco, reza por nosotros y salva Francia’. Creo de verdad en ella, para mí es como una motivación para no claudicar y luchar por el país. En cuanto un cambio político o social intenta inmiscuirse, para mí santa Juana de Arco es importante para hacer respetar los valores de nuestra religión”.
¿Por qué santa Juana de Arco? “Desde muy pequeña me siento próxima a ella y ella es mi santa patrona y mi guía”.
Al igual que Marie-Alix, muchas de vosotras nos explicabais que vuestra devoción a una santa en particular surgió de manera natural, por no decir evidente. Cuando una vida toca otra vida, por la gracia de Dios.
Para aumentar nuestra fe y nuestra humildad: santa Bernadette
Isabel tiene 53 años, es madre de 3 hijos y oblata de una comunidad religiosa. De muy joven, siguiendo los consejos de su abuela, escogió rezar a santa Bernadette y a santa Teresa:
“Ellas se han convertido en mis hermanas mayores, ellas son mi apoyo todavía hoy en día”.
“Me encanta su sencillez como de niña, su fe a través de las adversidades. A ellas que sufrieron tanto les rezo para que me ayuden con mis adversidades o mis problemas de salud, por ejemplo. Las invoco también para aumentar mi fe y mi humildad en el servicio a mis hermanos”.
De pequeña, Isabel preguntó a sus padres por qué no le habían puesto el nombre de Bernadette. Ante una pregunta tan extraña, sus padres respondieron: “Cuando seas mayor, podrás cambiarte el nombre si quieres…”.
Y todo el mundo se olvidó de aquello. “Hasta que un día, pensando en la vocación religiosa, llamé a la puerta de una comunidad cuya patrona del noviciado era… santa Bernadette, y algunos meses más tarde me puse el hábito y el nombre de… sor Marie-Bernadette. Un pequeño guiño a mi querida hermana mayor”.
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Para no desesperar nunca a pesar de las dificultades: santa Rita
Enora espera ahora su cuarto hijo, después de recibir a un hijo discapacitado en su familia. A pesar de los momentos dolorosos, todavía y siempre saca fuerzas de santa Rita, en quien parece encontrar energía y consuelo.
“Quiero mucho a santa Rita; ella, en sus adversidades personales, nunca perdió la esperanza en Dios y siempre confió en Él. Me encanta pensar que mi día a día es quizás más parecido al suyo que al de otras santas como santa Teresa, cuya vida me parece muy alejada de la mía. Rezo, sobre todo cuando estoy en una situación muy difícil, la novena a santa Rita”.
Las grandes santas como santa Rita eran, antes de llegar a la santidad, mujeres como vosotras, como ellas, como yo. Con su propio lote de sufrimientos, de alegrías de emociones y de cotidianeidad que soportar.
Cuando una santa ha tenido un recorrido que se parece al nuestro, eso puede conmovernos de forma especial, puede “hablarnos” como explica Enora:
“Santa Rita vivió mi propia vida diaria con un esposo que no compartía su mismo camino de fe. Ella me inspira porque superó mi día a día de madre de familia con unos hijos nada fáciles y que le daban muchas preocupaciones. Hemos vivido muchos sufrimientos con la doble discapacidad de nuestro hijo. Invocarla me ha ayudado mucho”.
Vidas luminosas
Las vidas de los santos son nuestras vidas… en fuerza, en hermosura, en luminosidad. Son nuestras vidas bajo la luz de Jesucristo. Todos estamos llamados a convertirnos en santos; no lo olvidemos nunca y recordemos que todos partimos de una única base: el amor incondicional de nuestro Señor hacia nosotros.
Así que, ¿qué vamos a hacer con ese amor? ¿Cómo reaccionamos ante el sufrimiento?
Nada es evidente y, cuando todo se complica, quizá haga falta que aprendamos, precisamente, a entregarnos humildemente a la ternura de estas santas que nos resultan cercanas porque ellas también vivieron y conocieron nuestras mismas alegrías y penas.
Aprendamos a descubrirlas y dejemos que su santidad fuera de lo común sea nuestra guía y nuestro apoyo.