Tus ideas personales pueden tener parte en tu éxito o tu fracaso. ¿Sabes identificar las que te ayudan y las que te confunden?
¿Ya identificaste cuáles son tus pensamientos limitadores? ¿Todavía no? ¿Tienes dificultad para identificar cuáles son? Entonces vamos a hacerlo rápidamente, pues estos pueden influir en nuestro éxito o nuestro fracaso. Son parte responsable de nuestro crecimiento o nuestro estancamiento.
Bien, entonces vamos primero a identificar lo que son los pensamientos.
Los criterios son todas las ideas que construimos sobre nosotros mismos, los demás y el mundo. La mayoría de nosotros no somos conscientes de nuestros criterios, muchos de ellos los adquirimos cuando somos niños. Podemos incluso pasar toda la vida sin saber cuánto afectan a nuestros sentimientos, pensamientos y acciones.
Si dejamos nuestra vida en piloto automático es lo que sucede, pero si queremos ser protagonistas de nuestra jornada, nuestra primera acción es identificar nuestros criterios y revisarlos siempre en nuestra vida, pues el pensamiento que fue útil hasta este momento, puede no serlo de aquí en adelante. Los criterios necesitan renovarse, pues pueden quedar obsoletos en nuestra vida y la gente no se da cuenta de eso.
Pero no podemos confundir criterios con expectativas.
Veamos un ejemplo práctico: “Creo que existen personas sinceras”. Tengo, entonces, una creencia. Al pensar que las personas deberían ser más sinceras, o tan sinceras como yo, tengo una expectativa.
Otro ejemplo: Trato bien a los demás, porque creo que eso hace bien a los demás y a mí mismo. Eso es un criterio. Trato bien a los demás, pues espero a cambio que me traten bien, eso es una expectativa.
Algunos de nuestros criterios también pueden ser limitadores. Dependiendo del medio en donde crecimos, si era más positivo o entusiasta, o más negativo y comparativo, podemos tener más o menos criterios limitadores. Y estos, cuando son infundados y no se corresponden con la realidad, hacen daño a nuestra vida, porque son signo de la falta de una sana autoestima.
Pero, ¿cómo reconocer los pensamientos limitadores?
Los pensamientos limitadores son las pequeñas voces que te convencen – de manera infundada – de que no puedes ser de determinada forma, que no puedes hacer algo o que no puedes tener o conquistar algo. Pueden tener raíces en frases de la infancia como: “Tú no eres tan bueno como tu hermano”, “Eres desgonzado y no lograrás tener éxito en el deporte”, “Eres malo en matemáticas como todos en la familia”, “No sirves para nada”… y así sucesivamente.
Los criterios limitadores en exceso vuelven nuestra vida más pesada, vamos pensando cada vez más negativamente, cada vez nos restringimos más y aumentamos la ansiedad, las fluctuaciones de humor, el malestar…
Muchas veces cuando nos decepciona algo tenemos la tendencia a generalizar y crear un criterio limitador. Ejemplo: Una relación afectiva infeliz, que no tuvo éxito y sufriste, puede hacerte pensar que las demás no tendrán éxito tampoco, que no naciste para tener una relación, que las personas generalmente no son confiables…
No es porque alguien dice no que no habrá “síes” en tu vida, no es porque sacaste una serie de calificaciones bajas que no tendrás éxito en tu profesión…
Rechaza siempre cualquier pensamiento que te mantenga triste o infeliz. Si estos no ayudan, son problemas y todos los problemas deben ser eliminados, necesitan una solución.
En su libro “Sigue tu corazón”, Andrew Matthews dice con propiedad: “Cada desastre en tu vida no es exactamente un desastre, sino una situación a la espera de una nueva manera de pensar”.
Por eso es importante siempre revisar los criterios, valores y hábitos, ya que finalmente la vida es un camino que hay que recorrer para llegar a la meta.
Adaptación de Aleteia de un artículo de Isabel Rios Piñeiro, a través de Fãs da Psicanálise